miércoles, octubre 22, 2008

MAGAZIN FACETAS

Diario del Huila
F U N D A C I Ó N
www.diariodelhuila.com
Neiva, Octubre 19 de 2008
Edición Nro. 216
PROMISIÓN
TIERRA de
2
3
8
Actividad
Cultural
Opinión
Gestión
Cultural
Neiva,
Octubre 19
de 2008 2 Opinión
Una producción de la
Fundación Tierra de Promisión
GUILLERMO PLAZAS ALCID
Director Ejecutivo
Circula con
DIARIO DEL HUILA
Toda colaboración se acepta y publica a título gratuito.
E-mail: facetas@diariodelhuila.com
Pasa pag 3
por:EDGARD SANDINO
VELÁZQUES
Libro de poesía eminentemente
amorosa, es el octavo de este escritor
nacido en Cali el 31 de octubre de
1952, perteneciente a la justamente
llamada generación del medio siglo,
que es la generación nacida en la mitad
del siglo veinte y donde están autores
como Guillermo Martínez Gonzáles,
Félix Ramiro Lozada, Rómulo
Bustos, Víctor Hugo Triana, Antonio
Correa, Marcelino Triana, y otros, que
si se hace un estudio de esta generación
habrá que nombrar y estudiar
juiciosamente, cada uno de estos poetas
que suman más de quince, ya que
la gran mayoría ha escrito y publicado
muchos libros de poemas, además
de ensayo, cuento, novela o teatro. Es
esta una generación que quedó al filo
de otras muy famosas y que han llenado
muchas páginas de periódicos o
revistas, que sin embargo ha incidido
en el acontecer literario del país, algunos
más conocidos que otros, pero
todos dueños de una poesía donde
se desgrana una cotidianidad tocada
profundamente por una visión íntima
del poeta, donde el país de la violencia
se asoma, potenciando sin quererlo,
una conciencia política que se expresa
en un orden de ideas doloroso en
“A PESAR DE TODO”
DE HUGO CORTÉS LOZANO
razón de la realidad atroz que se vive.
La búsqueda de una vertiente de pensamiento
que debe encontrar en la solidaridad
la construcción de un nuevo
hombre transformado sobre nuevos
esquemas, está presente allí. Es una
poesía que toca temas olvidados mucho
ha de la poesía, como la ternura,
el amor, distinta a la eroticidad
de cierta poesía contemporánea, que
explora la sensación, los sentidos y
exacerba en la libido despertada el interés
del lector. Es una poesía que se
dirige a la reflexión de las emociones
y las sensaciones como expresión de
una naturaleza que necesita volcarse
a la exploración de nuevos valores,
por lo menos más auténticos, advirtiéndonos
de la banalidad en que ha
caído el hombre en estos tiempos de
peligrosa escisión. Un individuo más
justo y reflexivo, muchos más consciente
y alerta del porvenir se insinúa
allí. Un individuo que haga viable una
sociedad más justa. El tema amoroso
entonces tiene una función clara y
decidora de lo social. En lo particular
que toca del poeta, de su individualidad,
que es sin embargo igual a la de
todos los hombres, somos uno con la
humana especie, es una poesía profundamente
humana y reveladora. Es
el Ser que vive su circunstancia, pero
alertado hacia su interior. Es en definitiva
una poesía distinta. Distinta
a la cascada parnasiana que aparece
como rezago en los poetas de Piedra y
Cielo; al compromiso formal y ceñido
a una amplia tradición europea con
viso de terruño, de la generación de
Mito, y definitivamente muy distinta
al grupo nadaista, que fue casi una
generación, que logró una de las creaciones
más vigorosas aparecida en
el siglo precedente y que fuera desacralizadora,
irreverente, informal,
pero por lo mismo, contundente en un
medio constreñido por una tradición
retórica y perniciosamente tradicional
y de la poesía social-protesta.
Las nuevas corrientes de pensamiento,
que se separan abiertamente
de las ideas positivistas aparecidas
en el siglo XIX y fluyentes desde entonces,
plantean una revolución espiritual.
El hombre ha fracasado en su
política de darle al mundo la paz, el
bienestar material. El confort, vanidosamente
expuesto, llevó al surgimiento
de divisiones que concluyeron
en clases, castas y grupos privilegiados
que lo único que exponían era la
saña ambiciosa que una sociedad de
privilegios podía brindar. Las leyes
y el estado han contribuido al servicio
de estos intereses. Las nuevas corrientes
de pensamiento no atacan al
hombre y su circunstancia. Lo llevan
a la reflexión de su ser y su espiritualidad.
Su postura en un mundo finito
que cada vez se estrecha más sobre
sí mismo y se acerca en su pobreza,
o riqueza a la extinción o al cambio.
Urge una transformación.
Es evidente entonces que la poesía,
la de esta generación, que después de
mucho tiempo en la poesía colombiana
aborda el tema del amor, inicia
el diálogo con las nuevas vertientes
del pensamiento. Es el hombre en su
soledad, pero es la otra soledad. La
surgida por el no reconocimiento del
otro. La que advierte de la ignorancia
de las potencias interiores y ve la
inmensa o infinita posibilidad del resurgimiento
de esas potencialidades
internas como elementos profundamente
transformadoras de lo social.
Construidas sobre el conocimiento de
su propia naturaleza.
Todo el esquema formal de pensamiento
del hombre moderno ha fracasado.
La poesía de los creadores del
mundo, ahora nos lo están diciendo.
Y es que siento que el arte y la poesía
siempre lo han dicho.
Hugo Cortés Lozano inició su periplo
creador con un libro que fue Premio
Nacional de Poesía universitaria
“Poemas de Amor y de Combate”.
Luego, después de diez años de silencio
apareció “Diálogos y Poemas”.
En 1992, el libro “Soñar para Morir”,
recibió premio en el Concurso que se
hacía de empleados oficiales, como
mejor libro de poesía. Ya funcionario
del Concejo de Bogotá, aparecieron
dos libros “Poemas de Cuerpo Entero
y “De mi Parte”. En el 2001 apareció
“Poemas para Olvidarte” y en el
2004 “Guía Sorda y Fragmentada de
la Vida”.
El libro objeto de esta nota, “A Pesar
de Todo”, es de poesía amorosa,
donde el poeta le canta a la mujer, a
una en particular, pero en ella a todas
las mujeres, como lo dice Maruja Vieira,
esta portentosa mujer de la poesía
colombiana, tan grande en su creación
como Matilde Espinosa y quien
escribe el prólogo del libro.
Se divide en tres capítulos que hablan
de esa sensación nunca perenne
del amor y que sin embargo se rebusca
a sí misma en el mismo cuerpo, en
ella o en la otra, construida la palabra
como dibujada con un pincel, que
la hace música, convocando un mundo
mejor: ‘Del Encuentro’, ‘del Desencuentro’,
‘del Reencuentro’. Esto es el
libro en sus tres partes, como es toda
vida. El hallazgo, la plenitud, la pérdida,
que reflexiona, donde volvemos,
no siempre al otro, pero sí con seguridad
a nosotros mismos. Y para ello
está toda la experiencia vital vivida,
la entrega, los rastros de esas cosas
que tocaron el alma, el Ser. Nombres
que nos acompañan con sus voces o
sus imágenes y hacen pensar al poeta
en la creación. En la mejor, que lo
define. Neruda, Bach, Velásquez. Es
la realidad de la idealidad, como lo
piensa el poeta.
Hugo Cortés Lozano le ha dado
con los años un vuelco a su poesía.
Fue de lo externo a lo interior. No
podemos decir si por desencanto. Las
el
Neiva,
Octubre 19
de 2008 3 Gestión Cultural
ideas sociales sobre un mundo mejor a
lo único que han llevado, es a más violencia,
a más destrucción, a enfrentamientos
irracionales y absurdos. En
el recogimiento, en su nueva visión,
el poeta busca la belleza y la alegría
como expresiones opuestas a la terrible
realidad que nos acosa. Como una
esperanza.
Contra el verano - Toda el agua, -
Contra el invierno - Todo el sol, - Contra
el silencio - Toda la verdad,
Contra ti… …todo el amor.
Como poesía, es una poesía profundamente
decantada. Asumidas las
virulencias de la juventud, los desencantos
de la vida, las búsquedas interiores,
el poeta vuelve la mirada a los
valores eternos y sin miedos, en una
vigilia que comprende mejor el rostro
del mundo, busca las aclaraciones necesarias
para ponerse en paz consigo
mismo y con los demás. Por eso es una
poesía de hallazgos meditados.
Me gusta fumar sin tregua - Y ver
como arden - Fantasmas azules en la
noche. - Parar esta bendita lluvia - De
ciudad gélida - Que todo lo aparta y
precipita. - Construir parábolas -De
bolero y tango, -De calles infernales
-Y sombras turbulentas.
Acariciar tu belleza de ángel - Inocente
y desbocado -Por las fisuras de
mi insomnio.
Saltar las fronteras - Que me separan
de tu cuerpo, - Del rojo paisaje
de tus labios.
Pero este cielo color fugaz - De
amortajado invierno - Y absurda lejanía,
- Me indica que aún, - Sueño
despierto.
Este poema se llama divagaciones.
El libro en su totalidad es un canto a
la vida y al vital derecho de todos los
seres a la belleza y a la alegría. Es
un canto al amor y al profundo bienestar
interior que este sentimiento
proporciona, cuando es asumido con
inteligencia y valor. El amor siempre
opuesto al miedo y a la destrucción.
Extramuros, octubre de 2008
Viene pag 2
Neiva, 26 de septiembre de 2008
DoctorGUILLERMO PLAZAS ALCID
Director EjecutivoFundación Tierra de Promisión
Calle 18 A No 7 A -14
Teléfono 8759213Ciudad
Referencia: Oficio de fecha 18 de julio de 2008
Respetado Dr. Plazas:
Acuso recibo de su atenta nota. Como mandatario de los neivanos me siento orgulloso y
honrado de contar con un coterráneo de su talante, preocupado por el devenir cultural de nuestro
terruño y el de sus gentes.
La administración municipal esta plenamente identificada con su pensamiento altruista en la realización del Premio de Novela Social denominado “Bienal de Novela José Eustasio Rivera”, en su XI versión, evento institucionalizado mediante acuerdo municipal 052/1996, tal como lo expresa su atenta misiva, en homenaje a ese insigne hombre de las letras, hijo de esta Tierra de
Promisión.
Para tal fin, este despacho realizó los trámites administrativos y financieros necesarios para garantizar un aporte de VEINTIDOS MILLONES DE PESOS ($22.000.000.00), los cuales pueden ser utilizados previo lleno de los requisitos establecidos. Igualmente, se impartió las directrices pertinentes a la Directora Administrativa de Cultura Dra. SANDRA BARRIOS, para
brindarle la colaboración necesaria en la realización del evento.
Hago votos para que el éxito lo continúe acompañando en el cumplimiento de las responsabilidades asignadas rigiendo los destinos de la Fundación, reiterándole mi amistad y aprecio, quedando a sus gratas órdenes en este despacho.
Con un cordial saludo,
(Fdo.)HECTOR ANIBAL RAMIREZ ESCOBAR
Alcalde de Neiva
Copia:
-Dra. Sandra Patricia Barrios C.
Directora Administrativa de Cultura Municipal
-Archivo
Los soportes Normativos de la Fundación Tierra de Promisión,
para diligenciar la Bienal Nacional de Novela José Eustasio
Rivera, además de sus propios Estatutos, son la Ley 42/88
– Artículo Cuarto-, el Acuerdo 052/96, y adicionalmente, el
Convenio Cultural Interinstitucional Fundación Tierra de
Promisión – Universidad Cooperativa de Colombia, de 30 de
diciembre de 2000.
Con oficio fechado el 26 de septiembre de 2008, el Dr. Héctor
Aníbal Ramírez Escobar, Alcalde de Neiva, gentilmente
ofrece formal respuesta a la carta enviada por la Dirección
Ejecutiva de la Fundación Tierra de Promisión, el 18 de julio
de 2008, publicada el 20 del mismo mes, en la edición 203
de Facetas, carta en la cual se informa al alto funcionario lo
relativo a la Convocatoria y notable participación nacional en
la XI edición de este Concurso literario, demandando, a su
vez, la oportuna participación del Municipio.
En su comunicación, el señor Alcalde, garantiza la
exitosa realización de este evento cultural, al darse puntual
cumplimiento a la Ley 42/88 y al Acuerdo 052/96. Así las
cosas, están dadas las condiciones para que, agotadas las
etapas pertinentes, el 1 de diciembre de 2008, en la sede de la
Fundación, se realice la brillante ceremonia de premiación.
La Fundación Tierra de Promisión agradece, la eficaz y
oportuna diligencia del señor Alcalde, a tiempo que con
agrado, hace pública su amable comunicación:
GARANTIZADA EXITOSA REALIZACIÓN DE LA XI BIENAL
NACIONAL DE NOVELA JOSÉ EUSTASIO RIVERA
HECTOR ANIBAL RAMIREZ
ESCOBAR
Alcalde de Neiva
el
Neiva,
Octubre 19
de 2008 4 Figuras Universales
Por Arturo Uslar Pietri
El culto de Buda es viejo, de
dos mil quinientos años. Centenares
de millones de seres humanos en el
mundo asiático y en otras regiones,
ven en él el paradigma de lo más puro
y lo más elevado que un ser humano
pueda alcanzar.
En una figura tan antigua, tan
unida al sentimiento religioso, es difícil
distinguir lo místico de lo simbólico
y de lo histórico; es decir, la parte que
corresponde al hombre que vivió en
una época y que realizó grandes hazañas
morales, de lo que fue añadido por
motivos simbólicos o tomado de mitos
y tradiciones religiosas anteriores.
El hombre que iba a ser llamado
Buda vivió cinco siglos antes de
Cristo. Nació en el seno de la religión
brahmana, una de las más antiguas
del Indostán, y, por su acción, formó
dentro de ella una especie de protestantismo,
de reacción o de cisma,
como ha ocurrido igualmente con otras
grandes religiones.
Este hombre creía, por tanto,
fundamentalmente, en el credo brahmánico,
con un dios principal que era
Brahma, el creador, y, naturalmente,
en el Olimpo de los dioses indostánicos,
y creía también, porque formaba
parte de esa religión, en el principio
de la reencarnación, de la transmigración
de las almas, por el que periódicamente
los espíritus siguen un ciclo
de reencarnaciones ascendentes o descendentes,
y que de ese ciclo se liberan
por medio de ciertos méritos religiosos
y espirituales.
También dentro de esas creencias
había la de que algunos espíritus
superiores, cercanos a la divinidad,
venían a encarnar en seres humanos
elegidos. Estos espíritus, a quienes
se llamaba bodhisattvas, venían a encarnar
en seres humanos cada tres o
cuatro mil años, bajando del más alto
cielo.
La religión budista sostiene
que hace dos mil quinientos años uno
de los más exaltados bodhisattvas,
que habitaba uno de los más
altos cielos, bajó a
encarnarse en un
ser humano, que
es al que se conoce
con el nombre litúrgico
de Buda, es decir,
el iluminado, el que alcanzó
la perfecta y altísima iluminación del
conocimiento.
Pero, aparte de esto, lo que
históricamente podemos decir es también
extraordinario.
Hace dos mil quinientos años
existió un príncipe indostánico, hijo
del rey o rajá de un reino, llamado
Kapilavastu, situado en el norte de la
India. Su destino evidente era suceder
a su padre en todo el poderío, el lujo y
las satisfacciones materiales propios
de un monarca oriental.
Este príncipe se llamaba Siddhartha,
estaba cubierto de joyas, a la
usanza de los príncipes indostánicos,
y vivía en una corte llena de todos los
lujos y refinamientos.
Pertenecía a la familia de los
Sakyas. Su nacimiento está lleno de
anuncios y de anticipaciones. La religión
budista dice que nació con treinta
y dos señales diversas en todo el
cuerpo, que eran, precisamente, las del
bodhisattva, reencarnado, y su nacimiento
estuvo precedido de prodigios,
de sueños, de anuncios, como en todas
las mitologías cuando va a nacer un
héroe de esta importancia.
Una de las señales que generalmente
aparece en las estatuas de
Buda consiste en una especie de lunar
entre las cejas, y otra consiste en
dos círculos en las plantas de los pies.
Estas señales significaron para los astrólogos
del palacio del rey de Kapilavastu
que el que nacía estaba señalado
para un inmenso destino, que podía
ser el de un gran rey, uno de los más
extraordinarios que nunca hubieran
existido, conquistador y poderoso, justo
y gran¬de, o un gran sabio; es decir,
un Buda, la reencarnación terrestre
que ocurre sólo a través de larguísimos
períodos, de un bodhisattva.
Ante este anuncio del hijo prodigio,
el padre prefiere, natural¬mente,
que sea un gran rey antes que un santo,
para que le suceda en el poderío y
lleve la gloria de su casa a la mayor
altura. Entonces comienza a aislarle
de todo lo que pueda llevar a pensar
en el renunciamiento, en el abandono
del mundo. Con este objeto el príncipe
Siddhartha es educado en una especie
de claustro dorado. Se le construyen
palacios suntuosos, donde se le rodea
de una corte de músicos, de poetas, de
gentes de placer y diversión, de hermosísimas
mujeres, donde él pasa el
tiempo haciendo cuanto le viene en capricho
y sin que le llegue, por ningún
respecto, la menor noción del dolor,
BUDA El dolor está en la vida
humana y es inseparable de ella
Neiva,
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de 2008 5 Figuras Universales
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ni de la muerte, ni de la vejez, ni del
sufrimiento humano.
Su padre lo rodea de un ambiente
artificial para que no descubra
ninguna de estas cosas. Esto, naturalmente,
tiene un valor simbólico, porque
en el fondo, todos nosotros tratamos
de vivir en una especie de castillo
semejante, no tan rico ni tan exótico
como el del príncipe Siddhartha, pero
del cual tratamos cautelosa e insistentemente
de desterrar la noción del sufrimiento
humano, no queremos saber
del dolor, queremos ignorarlo lo más
posible, y sólo cuando inevitablemente
nos lo topamos frente a frente nos
encontramos en la necesidad de reconocerlo.
Esto que simbólicamente hace
el Buda, realmente lo hacen todos los
seres humanos en su vida.
Pero ocurre que, para que se
cumpla el destino, el príncipe Siddhartha,
cuando se acerca a la madurez, va
a tener sus cuatro encuentros famosos.
Esos cuatro encuentros que la hagiografía
budista ha representado en millares
de formas son, simbólica¬mente,
los que al príncipe le revelan el sufrimiento
humano. Un día quiere salir
del jardín de uno de sus palacios a
recorrer la ciudad, y el rey, su padre,
ordena que se oculte todo aspecto de
sufrimiento, que se adornen las calles,
que no haya sino gente alegre y joven,
que no se vea por todas partes sino riqueza
y abundancia. El príncipe sale,
y es entonces cuando ocurre el primero
de los encuentros.
El príncipe, que va en su dorada
carroza, tropieza con un viejo
que marcha doblado sobre un bastón.
Nunca había visto a nadie envejecer,
ni sabía que existiera la vejez. Desde
su carroza va a ver esa presencia de
la vejez y a preguntar qué ocurre, qué
tiene ese hombre que es tan distinto a
los demás, y va a recibir la revelación
de que todo lo que vive envejece, decae
y va pereciendo lentamente.
El segundo encuentro que tiene
el Buda, en otra salida, es con un
enfermo, y es la primera vez que contempla
a alguien que no goza de salud,
doblado y atenazado por la enfermedad.
Este otro aspecto del sufrimiento
humano le revela que la gente no sólo
envejece, sino que además enferma. Y
regresa triste a su palacio.
En otra salida tiene lugar el
tercer encuentro. Desde su carroza dorada
el príncipe Siddhartha se cruza
con dos personas que llevan un cadáver
a enterrar; es decir, se encuentra
con la muerte. Ha sido ya la vejez, la
enfermedad y la muerte.
Regresa profundamente impresionado
a su palacio maravilloso,
hasta que otro día vuelve a salir, y tiene
el cuarto y final encuentro. Se halla
con un hombre que se ha dedicado a la
pobreza y a la mendicidad para poder
ganar la paz del alma y para acercarse
a la justicia y a la verdad de Dios; es
decir, encuentra un santón mendicante.
Y esta revelación de que hay seres
que para ser felices renuncian a la
riqueza es el cuarto encuentro que decide
la vida y la misión de Buda.
El príncipe Siddhartha resuelve
dejar el palacio de su padre, retirarse
de él, renunciar a su riqueza, y al
cumplir los veintinueve años abandona
su corte, sus palacios, su mujer y su
hijo, y de noche, en el caballo Cantaka,
acompañado de un fiel servidor, se aleja
velozmente hasta llegar a un bosque
donde habitan algunos ascetas, y allí
se queda, se despoja de sus vestiduras,
de sus armas, viste una túnica amarilla
de mendigo, y comienza entonces
la etapa que lo va a transformar en el
Buda.
Esa etapa va a durar largo
tiempo. Es un largo tiempo de reflexión,
de meditación, de penetración
dentro del alma humana, que va a rea-
Tara Blanca
Pagoda Buda
Neiva,
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de 2008 6 Figuras Universales
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lizar este ser para dejar de ser el príncipe
Siddhartha, de la familia de los
Sakyas, y transformarse en Buda.
Lo primero que hace son, naturalmente,
los votos ascéticos, es decir,
la renuncia a la riqueza, el voto de
castidad, el voto de pobreza, el voto de
humildad; promete ser el más humilde
entre los humildes, el más pobre
entre los pobres, el más limpio y puro
entre los limpios y puros. Se entrega
a la meditación ascética con muy poco
alimento, reflexionando todo el tiempo
sobre Dios y su destino.
Esa reflexión va a durar seis
años a la sombra de un árbol. En ese
largo lapso lo visitan, como ha ocurrido
con todos los santos de todas
las épocas, las tentaciones. Lo hostiga
un espíritu maligno que se llama
Mara. En un fresco de las cavernas de
Ayanta, en la India, vemos la figura de
Buda rodeada de demonios, de guerreros,
de mujeres hermosas, de todas las
formas de la tentación y del temor que
Mara le envía para romper su voto de
pureza e impedir que logre realizar su
destino sobrehumano.
El príncipe, que ya no es príncipe,
sino un asceta, lucha y resiste,
y al cabo de seis años de no comer,
de mantenerse en una posición invariable,
se ha transformado casi en un
esqueleto vivo. Es el Buda penitente
representado en tantas de las manifestaciones
de la estatuaria oriental.
Un ser reducido a la piel y a los huesos,
sentado en la posición ritual, con
las piernas plegadas la una sobre la
otra, exactamente como una serpiente
que se tiene sobre sus anillos enroscados.
Es en esa posición, en esa soledad,
en esa inmovilidad, que recibe
la iluminación final, y que, por medio
de la meditación y de la penitencia, se
transforma en Sakyamuni. Ya no será
nunca más el príncipe Siddhartha, de
los Sakyas, sino Sakya el monje, Sakya
el santo, porque ha alcanza¬do la
iluminación superior y ha terminado
el período de aprendizaje que lo ha
llevado a un grado superior de lucidez,
a conocer las grandes verdades que
hasta entonces le habían estado ocultas.
Comienza luego lo que pudiéramos
llamar su período de predicación
y de proselitismo. Sale de allí el
Buda, a quien ya reconocen como el
bodhisattva reencarnado, y marcha
hacia el Ganges, hacia Benarés, para
comenzar a predicar.
Su predicación, de la cual no
nos queda sino lo que recogieron sus
discípulos y transmitieron, consiste en
la proclamación de lo que él llama las
“cuatro nobles y grandes verdades”.
Buda va a tener una larga
vida; según el canon más antiguo,
muere a los ochenta o a los ochenta
y tantos años, en una vejez activa, en
la que no cesa de predicar el bien, de
enseñar los principios de sus grandes
verdades y de darse como ejemplo de
esa pureza sobrehumana. Hasta que
llega el día final.
La muerte de Buda no es sino
un paso más allá en ese camino de iluminación
interior con que ha llegado
al nirvana. El va a llegar ahora a lo
que ellos llaman el maha parinirvana,
que es un nirvana superior, final, en
el que la vida cesa y se transforma en
iluminación, en que el ser regresa a
ese cielo más alto que todos, de donde
vino originalmente el bodhisattva.
Para esto, ritualmente, cuando
Buda siente que va a llegar esa
hora, se recoge junto a sus discípulos
y se acuesta sobre el lado derecho.
En esa posición, acostado, el Buda, en
presencia de sus discípulos, va, poco a
poco, pasando de un nivel al otro más
alto, de un cielo al otro más alto, hasta
que insensiblemente desaparece de la
tierra y regresa a esa región de luz que
es la suya.
Así muere y termina la misión
terrestre de Sakyamuni, del príncipe
Siddhartha convertido en el Buda, y
son luego sus discípulos los que llevan
la gran visión de esta figura extraordinaria
a toda la India, a Ceylán, a
China, al Japón e incluso al remoto
techo del mundo que se llama el Tíbet,
donde todavía hoy una casta de monjes
budistas rige el país y conserva la
tradición del remoto fundador.
La primera de esas cuatro nobles
y grandes verdades que el Buda
predica es la gran verdad, la noble
verdad del dolor; es decir, todo ser que
vive está expuesto y sometido al dolor;
la realidad de la vida es el dolor, y por
más que uno se esfuerce en ocultarlo e
ignorarlo, la vejez, la enfermedad y la
muerte lo recuerdan constantemente.
El dolor está en la vida humana y es
inseparable de ella.
La segunda es la virtud que él
llama “la verdad de la causa del dolor”.
“El dolor tiene una causa -dice Buda-,
y esa causa es el deseo”; el dolor viene
de desear, de desear lo que no podemos
alcanzar o lo que no tenemos, de modo
que el dolor, que está en la vida humana,
tiene una causa y una fuente, que
es el deseo. De allí pasa a la tercera
verdad, que es la consecuencia de las
otras, y que afirma se puede llegar a
la cesación del dolor, a disociar y eliminar
el dolor de la vida del hombre
eliminando el deseo; es decir, el que
llega a no desear nada no se puede doler
de nada; el que llega a no necesitar
nada es como si lo tuviera todo, como
si todo dependiera de sus manos y le
perteneciera, de modo que se puede
llegar a la cesación del dolor en la vida
humana por medio de la cesación del
deseo, y ésta es la práctica ascética
que recomienda Buda.
La cuarta de las grandes y nobles
verdades es el camino para llegar
a la cesación del dolor, a la supresión
del deseo, que es el camino de esa escala
interior, de esa ascensión por el
espíritu, que es como una ascensión
hacia los cielos, en que el ser se va
depurando, despojando, entendiendo
y comprendiendo cada vez más hasta
que llega a la suprema sabiduría, a la
suprema iluminación y a la suprema
verdad que es el nirvana, la extinción
de todo deseo, de todo impulso, y la
satisfacción del ser que contempla en
su pura y simple contemplación.
Cuando predica estas verdades
ya es el Buda, el iluminado, el ser
a quien va siguiendo cada día mayor
número de discípulos, que lo acompañan
a través de las poblaciones de la
India. Va por el norte de la India, por
las riberas del Ganges; regresa, en una
ocasión, a su pueblo natal, y en todas
partes las gentes le oyen, no solamente
impresionadas por la verdad de lo que
dice, sino por la verdad de lo que hace.
Esta es la época también en que comienza
a hacer prodigios. Toda la tradición
budista, natural¬mente, coloca
en este momento la época en que Buda
hace hechos prodigiosos, que viven, o
de su propia santidad o del respeto
reverente con que lo veían como un ser
sobrehumano los que le rodeaban.
Los discípulos de Buda, a su
vez, se van a ir extendiendo y van a
ir llevando la novedad del budismo a
otros pueblos y a otras naciones. Se
va a extender por el norte de la India;
más tarde va a ir hasta el Sur, hasta
Ceylán, y luego va a pasar a otros pueblos
de Asia.
Ya él tiene esa figura final y
definitiva de iluminado, de ser que
está en posesión de las verdades más
altas, con que se le ve en muchas de las
más antiguas representaciones escultóricas
de su figura.
Neiva,
Octubre 19
de 2008 7 Actividad Cultural
Miércoles 22 de octubre
Instalación
Hora: 5: 00 p.m.
Lugar: Auditorio SENA Industrial.
Presentación de los Escritores Nacionales invitados:
José Luís Díaz Granados, Celso Román, Zamaris Polo,
Fabio Silva Vallejo, Edgar Sandino,, Mariela Zuluaga,
Libaniel Marulanda, Carlos Orlando Pardo y Juan Carlos
Pomponio.
Tira La Pelota: Ana Patricia Collazos y Winston Alfredo
Morales.
Socialización de los Talleres Introductores en las Instituciones
Educativas.
Concierto infantil: Fundación Cultural Baracoa.
Cóctel.
Jueves 23 de octubre
EL PODER DE LAS PALABRAS
Mesa de trabajo: Lectura y Creación
Hora: 9:00 a.m.
Lugar: Auditorio Olga Tony Vidales de la Universidad
Surcolombiana.
Ponentes: Cecilia Vargas, José Luís Díaz Granados,
Celso Román y Gerardo Meneses.
Tira la Pelota: Winston Alfredo Morales.
Participan: Docentes de Lengua Castellana del Municipio
de Neiva, Estudiantes y Público en General.
Narración Oral.
EXPOSICIONES (HALL DE LA USCO)
Los niños pintan lo que leen. Obras infantiles resultados
de talleres lúdico – literarios.
Juguetes artesanales para niños de la maestra Cecilia
Vargas.
LOS ESCRITORES VAN A LA ESCUELA
Ruta de promoción de la lectura por las comunas de
Neiva.
Hora: 10:00 a.m.
Visita de Escritores a las Instituciones Educativas oficiales
del Municipio de Neiva: INEM, IPC, Liceo Femenino
Santa Librada, Instituto Técnico Superior, Claretiano,
Departamental, Ceinar, Oliverio Lara, Casd, Humberto
Tafur Charry, Gabriel García Márquez, Misael Pastrana
Borrero, Promoción Social, Rodrigo Lara Bonilla, Eduardo
Santos, Agustín Codazzi, Enrique Olaya Herrera.
Los Duendes, Los Ogros Y Los Sueños
Mesa de trabajo: Experiencias Pedagógicas.
Hora: 3:00 p.m.
Lugar: Auditorio Olga Tony Vidales de la Universidad
Surcolombiana.
Ponentes: Zamaris Polo, Fabio Silva Vallejo y los Escritores
Huilenses: Luz Dary Torres, Amparo Andrade,
Nancy Vargas Zamora y Julio Medina.
Conferencista y moderador: Luís Ernesto Lasso Alarcón.
Participan: Docentes de Lengua Castellana del Municipio
de Neiva, Estudiantes y Público en general.
Viernes 24 de octubre
LA PRINCESA Y EL DRAGÓN
Mesa de trabajo: Literatura y Educación.
Hora: 10:00 a.m.
Lugar: Auditorio Cámara de Comercio de Neiva.
Ponentes: Edgar Sandino, Mariela Zuluaga, Libaniel Marulanda,
Carlos Orlando Pardo, Aníbal Plaza Barreiro.
Tira La Pelota: Ana Patricia Collazos.
Participan: Docentes de Lengua Castellana del Municipio
de Neiva, Estudiantes y Público en general.
Títeres.
LOS ESCRITORES VAN A LA ESCUELA
Ruta de Promoción de la Lectura por las Comunas de
Neiva.
Hora: 10:00 a.m.
EL TELE Y LA TELE
Mesa de Trabajo: Infancia y Cultura Audiovisual.
Hora: 3:00 p.m.
Lugar: Auditorio Liceo Femenino Santa Librada.
Ponentes: Winston Alfredo Morales y Juan Campos
Pomponio.
Tira La Pelota: Fernando Charry. Director de Cine y
profesor Universitario.
Participan: Docentes de lengua Castellana del Municipio
de Neiva, Estudiantes y publico en general.
Cine Foro: Grupo Imagen (Realizadores del Proyecto
Cinexcusa).
JUEGO DE NUBES
CUENTOS DE HADAS, FABULAS Y CANCIONES.
Clausura del Encuentro.
Hora: 6:30 p.m.
Lugar: Club Los Lagos.
Lectura de textos de escritores huilenses. Carlos Alberto
Celis, Jonathan de la Sierra, Pedro Licona, José Ademir
Agudo, Consuelo Aristizábal, Rafael Ovalle, Luís Ignacio
Murcia Medina, Jader Rivera Monje, Emiro Merlano.
Presentación de novedades editoriales: Cincuenta
novelas y una pintada, Carlos Orlando Pardo.
Historia de la literatura huilense, Félix Ramiro Lozada.
La iguana Juliana y otras fabulas, Hugo Mauricio Fernández.
Poetangos. Show musical. Voces: Ana Patricia Collazos
y Hernán Jairez. Acompañamiento musical: Libaniel
Marulanda y Hernán Jairez.
Neiva, 22, 23 y 24
de Octubre de 2008
PROGRAMACIÓN
Neiva,
Octubre 19
de 2008 8 Actividad Cultural