martes, enero 26, 2010

EL POETA Y EL ESCRITOR ES UN FINGIDOR....

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Domingo Cultura
"El poeta y el escritor es un fingidor..."
Domingo 24 de Enero de 2010 01:18
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"Estamos, pues, enfrentados a Rivera. Y, sin embargo, la lucha no es con él ni contra él...". Gustavo Andrade Rivera.

Félix Ramiro Lozada, es un consagrado académico, que ha dedicado gran parte de su vida a escribir sobre los hombres y mujeres que han hecho literatura en el Huila y el país.
Ahora nos sorprende con una necesaria y juiciosa publicación: 'Literatura Colombiana, desarrollo Histórico'. Son 914 páginas en las que los huilenses podrán divertirse conociendo lo que ha sido la literatura en nuestro país desde la época de la colonia.
Es Licenciado en Lingüística y Literatura. Dentro de sus obras publicadas se encuentran Labor de Luna, 1988; Hoja de Viento, 1990; La Carga de la Nostalgia, 1993; Imágenes en Reposo, 1998; Historias, Mitos y Leyendas Colombianos, 1999, entre otros.

En el libro hay personas que usted no conoció, otras que conoció, y otras que aunque vivas, quizá no les interesará conocerlo. ¿Por qué escribir la historia de la literatura colombiana?
Félix Ramiro Lozada: No cabe dudas, que al hacer un estudio sobre el desarrollo histórico de la literatura colombiana, busqué un punto de partida y una visión diferente a lo que se había desarrollado antes en el país. Pese a todas las apariencias e interpretaciones que se le dé al libro, he realizado un ensayo, cuyo punto de partida es: Historia de la Literatura en Nueva Granada, el libro de José María Vergara y Vergara, que recopila el desarrollo de la literatura de la Nueva Granada de 1538 a 1820. Inicialmente y así se vio, la primera edición era más una contribución a la bibliografía literaria de Colombia, hoy forma parte de un orbe más complejo y rico de la literatura, en el sentido de que abarca el desarrollo literario de nuestro país desde la época prehispánica hasta hoy; por lo mismo, están registrados los distintos movimientos literarios que se han dado, con sus representantes más destacados, de tal suerte que la tarea ha sido re-construir de manera sencilla, amena, ordinaria, si se quiere, con artificio y consideración, sobre la palabra que nos legaron desde nuestros indígenas hasta los hombres que construyen la nueva literatura en la patria.

He escrito la obra llevado por un noble propósito literario y también por la necesidad de llenar un vacío creado a lo largo de décadas, asumiendo que la visión de cada escritor sobre sus actividades es sesgada y arbitraria; sin embargo, hablo de escritores que no conocí por razones obvias, pero que he estudiado, lógico, en tiempo más cercano, hay algunos que conozco más que otros, debido a que he trabajado más sus obras o han trascendido más, pero igual, cuando se trata de hacer un estudio de estos, hay que leerlos a todo por igual, porque es la única forma de poder hablar sobre la obra para asumir un punto de vista sobre la misma. Quizás, lo que he pretendido al escribir, es alterar o enriquecer la materia y recrearla poéticamente para moldearla a mi manera, un trabajo en el que he contado con la complicidad de mi esposa que tiene ojos de águila, es reflexiva, paciente y audaz y, lógico ahí está el maravilloso impulso de los hijos.

¿Es muy difícil escribir una historia así, con tantos escritores?
FRL: Es sumamente complejo, porque allí van de la mano el cuento, la poesía y la novela de manera insoslayable. Por supuesto asumí la escritura del texto con total libertad, me he tomado el tiempo necesario para desarrollarlo, consciente de que nunca lo terminaré porque permanentemente surgen nuevas voces, lo que sin duda me da la posibilidad de trabajarlas. De hecho, partir de los orígenes y meterme en otras búsquedas es lo que me entusiasma al contrastar estilos, formas de narración, los deleites o las aventuras para abordar una sugestiva aventura textual, de manera que nada escapa; porque es de suponer que en el proceso histórico-literario de un país todo es lenguaje, todo es palabra, las palabras que quiero degusto y valoro, desde las teológicas, las técnicas, políticas, pornográficas y literarias, vale decir, "La significación es la plusvalía del trabajo efectuado por el lenguaje".

En un tiempo a Bogotá se le llamó la 'Atenas Suramericana', ¿Colombia ya no es un país de esas proporciones en la literatura?
FR.- Bueno, yo no he creído en eso de la 'Atenas Suramericana'. Eso no es más que un mito. Mire en el país se cree y aquí por ejemplo, aún se dejan descrestar pensando que cuando se necesita un escritor hay que traerlo de Bogotá, así sea para hablar de Literatura Huilense. ¿Cómo se traducen estos asuntos? Abordar el tema de la 'Atenas Suramericana' es uno de las más grandes desafíos, en un país que se ha creado una cultura del dinero y la vida fácil, tan profundo es el problema que estamos sumergidos hace años en baños de sangre de uno y otro lado, de manera que la Atenas es tan ilusa como infinito es el cosmos, seguramente ese sueño de algunos no pasó de ser más que una reflexión morfológica sobre las causas de la incomunicación de la capital con la provincia y, lógico una extraña radiografía del corpus de la vaguedad literaria y cultural nuestra.

Hay más de 50 escritores que describe en el libro; ¿Cuál fue el que más le impresionó?
FR.- Tengo gran respeto y consideración por cada uno de los escritores estudiados, citados y los que se encuentran en proceso de estudio, si tenemos en cuenta que sólo en la breve reseña hay unos 120, el conjunto del libro comprende el millar, desde que algún antepasado cantara 'A Yuma' hasta la última voz registrada allí. Por eso considero que este no es un libro excluyente, al contrario incluye, suma y respeta la intención del autor por modesta que sea. En ese sentido, con toda consideración es importante el más desconocido como la voz más grande, en este caso Gabriel García Márquez. Entonces no se trata de ver quién es más importante, sino que se pretender mostrar un proceso creativo a través de la historia de un país.

-¿Por qué después de José Eustasio Rivera, no ha aparecido otro escritor en el Huila de tan alto renombre en las letras que traspase las fronteras?
FR.- En el manifiesto de los Papelípolas, Gustavo Andrade Rivera expresa: "Estamos, pues, enfrentados a Rivera. Y, sin embargo, la lucha no es con él ni contra él. La lucha es con nuestro medio, el mismo que tú conoces y que en buena hora dejaste. La lucha es con el mismo medio hostil y voraginoso que José Eustasio tuvo que vencer a lo Arturo Cova. Con el mismo medio desagradecido que tasa los centavos de la estatua pero no tiene vergüenza de usar La vorágine y Tierra de Promisión para presumir de culto sin serlo. (Carta a Neiva dirigida a Ramiro Bahamón).

En realidad hoy día no notamos mucha diferencia, porque persisten estos problemas y porque la clase dirigente y el común de la gente se empeña en poner barreras a quien tenga algún tipo de logro, por envidia o porque somos demasiados insidiosos por naturaleza, de manera que la gente muere más de envidia que de cáncer, como se dice popularmente. Cualquiera medio informado, puede darse cuenta que la obra de Rivera con los defectos que le atribuyen de forma, es de lejos la de mejores logros; personalmente creo que es una gran novela que tiene movimientos y estructura de novela triangular, expresada de manera lírica, donde Rivera rehace los caminos, los interrogantes y visualiza cada una de las partes. Seguramente no hay otra novela en el Huila con tantos logros pero, no quiere decir que se desconozca el trabajo de Ramón Manrique en La venturosa, Humberto Tafur Charry, Benhur Sánchez Suárez y otros.

¿Estamos lejos de ver otro premio Nobel de Literatura?
FR.- Debemos ser conscientes de lo que significa abordar la literatura en un medio precario como el nuestro, donde esencialmente los escritores, en su mayor parte son autodidactas, mal alimentados económica y literariamente, porque generalmente tienen una formación tardía, de manera que digerir las lecturas y entrar en procesos creativos son asuntos tardíos en comparación con lo que ocurre en otras sociedades; a eso hay que agregarle, que generalmente el escritor nuestro debe atender dos frentes, primero producir económicamente para no morir de hambre y a la vez con gran esfuerzo intentar escribir algo, eso así, créame es sumamente difícil, de manera que nosotros podemos apreciar precariedad estilística, de pronto surge alguien con una magia creativa, producto de lecturas o razones extraliterarias, al fin y al cabo el poeta y el escritor en general se alimenta de sueños, ilusiones, vivencias, ficciones que constituyen su medio y su mundo a veces de payaso como dice la canción, de fingidor como señalara Pessoa, porque "finge tan profundamente que hasta finge que es dolor el dolor que de veras siente". Pero el "crítico" que suda las axilas para escribir una nota pésimamente redactada y llena de fallas ortográficas califica, desconoce la obra de otros y está atento para malinterpretar, señalar y juzgar a la ligera tal como le ocurriera a Guillermo de Torre al descalificar La hojarasca de García Márquez, con el atrevimiento de enviarle una carta donde dijo: "Que no solamente el libro era impublicable, sino que el muchacho que lo había escrito no tenía porvenir". Y vea, ironías de la vida, el muchacho impublicable es hoy el flamante Premio Nobel de Literatura.

Después de recorrer la vida de tantos escritores de este territorio colombiano, ¿cómo definiría usted al escritor colombiano?
La historia de la literatura colombiana está bien definida entre antes y después de Gabriel García Márquez. Antes el neo-costumbrismo y el criollismo marcaron la pauta, pero a partir de García Márquez el escritor se mueve en un mundo de mayor compromiso con la época que le ha correspondido vivir, puesto que universaliza la obra a fin de identificar y hacer válidos los problemas del hombre en cualquier lugar, a través de la reflexión crítica de los problemas socio-políticos y socio-culturales. Las obras de estos escritores, generalmente nos llevan al país del Sagrado Corazón de Jesús, al subdesarrollo social, político y la violencia; obras que en general hacen alusión a la historia nacional, a la degradación, a la muerte, a la violencia y a la soledad. Muchos de nuestros escritores pasean y recrean a su manera la historia del país, a la que mezclan la oralidad, los mitos y leyendas que entretejen.


La nueva ola de escritores, ¿qué han heredado de la literatura colonial?; ¿realmente ha habido un avance significativo desde aquel entonces de las letras primitivas?
Bueno esa pregunta da para diferentes respuestas cada vez que surja. En realidad todos nos alimentamos del legado de nuestros antepasados, por lo que literariamente hay una realidad, que fue alimentada por pasiones o idealismo, de ahí que escribir sea como un juego que nos va mostrando los asuntos según la época; por lo mismo, debamos considerar la literatura como un vehículo del conocimiento de una época determinada, es el caso de María, por la novela podemos estudiar formas de vida, costumbres, credos, manera de vestir y todo lo que usted quiera saber sobre el comportamiento humano en ese momento, porque esas son manifestaciones de la forma de vida de una sociedad y de la manera como actuamos

Mientras uno ve que en los países modernos los Nobel de Literatura son egresados de las universidades, acá en nuestro país el azar hace lo suyo. ¿Cómo ve esto?
Debemos seguir creyendo y debemos considerar que la literatura, la educación, la cultura y el arte de los pueblos es política. Todo es político o está ligado a lo político y debemos entenderlo así, de manera que en la búsqueda del estudio, deben darse proyectos comunes, que identifique los intereses de una sociedad o estado. El hombre moderno construye, con base en su razón, un mundo homogéneo, que deja por fuera todo aquello que no permite en su entorno, sin embargo, actúa de manera individual y parte seguramente del principio del aprendizaje individual, lo que significa que en una sociedad como la nuestra sólo una mínima parte logra un cupo en el colegio o en la universidad, por estar enfrentados a crisis económicas que lo dejan por fuera de estudios formales, de manera que el escritor no tiene más recursos que ser autodidacta, por lo que la mayor parte de ellos llegan al oficio por azar.

¿Para qué le sirve la literatura a un país?
La literatura y todo el arte sirven para dar identidad a una sociedad o Estado, pero ocurre que el ciudadano del común suele pensar que escribir es oficio de vagos, pero no es así; escribir es un acto valeroso, para escribir se requiere leer y alimentar permanentemente el alma para buscarles sus inclinaciones estéticas. La literatura debe ser ajena a los prejuicios, esquemas y dogmatismos para que el mensaje corra por hilos que vayan directamente a los sentidos, reflejando distintas realidades. El caso es que la literatura nos da identidad y nos permite tener manifestaciones de expresiones estéticas, en diferentes momentos de la vida.

La literatura sirve para mostrarnos un país en el que los juegos de los intereses se barajan de lo más alto hacia abajo, por lo que la palabra de ciertos escritores puede llegar a fastidiar, porque es fácil admitir las denuncias y señalamientos por medio de la escritura que deja testimonio de la acciones extremas de algunos.

La literatura sirve para enseñarle a nuestro niños la palabra con la que empieza a creer en la vida, razón por la que debemos tener libros a la mano para que los disfrute y se traslade a mundos vertiginosos, con la imaginación de los cantos, duendes y hadas agrupados en sus mentes, convertida en espacio indisociable; de ahí que deba abordar la lectura como desafío, para trabajar como ángel, para que los libros se abran en sus manos y a sus ojos con historias de la memoria y de la vida que envuelve las ciudades y los campos.
Carlos Andrés Pérez Trujillo
Redacción cultural
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Categoría: Cultura
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VIDA Y POESIA SON LA ESENCIA

PUBLICADO EN LA NACION
Sección B
“Vida y poesía son la esencia”
Por Esmir Garcés Q. Especial La Nación, Neiva - Huila - Colombia
17. enero 2010
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El escritor Félix Ramiro Lozada acaba de presentar su libro ‘Literatura Colombiana: Desarrollo histórico’, una verdadera ‘biblia’ sobre los escritores. Por este motivo, LA NACION lo invitó a dialogar con el poeta y colaborador, Esmir Garcés sobre la escritura y la vida.
Mientras los rayos del sol se van despidiendo por entre los vidrios de la Bibliotecas Departamental ‘Olegario Rivera’ y un leve viento mueve las hojas del Ceibo que está ubicado a las afueras del Bloque Cultura y de Convecciones ‘José Eustasio Rivera’, y el olor a café que proviene de la cafería de doña Miriam, decidí realizar este conversatorio con el escritor Félix Ramiro Lozada, so pretexto para celebrar la aparición de la tercera edición de su libro ‘Literatura Colombiana: Desarrollo histórico’.
¿Quién es Félix Ramiro Lozada?
Félix Ramiro es un profesor, investigador y escritor que ha publicado una serie de libros, en distintos géneros como la poesía, el ensayo, cuento y que ahora incursiona en la novela.
En una oportunidad había indicado que no recordaba mucho de su infancia, ¿Qué tan duro es para usted esa parte de la historia?
La infancia a veces no es algo bueno para todos, especialmente cuando no tenemos la oportunidad de gozar del calor de los padres, lo que significa poder decir papá, mamá o jugar y compartir con los hermanos, son circunstancias de la vida.
¿El no haber nacido en el Huila le ha traídos inconvenientes?
Yo nací en un pueblo del Cesar que no conozco suficientemente, me trajeron a Palermo y he vivido hace 40 o 45 años de mi vida en Neiva. La razón, es que mi padre como los Lozada nació en Palermo, luego él emigró a la Costa y allá conoció a mi madre, lo que significa que soy producto de cruce entre cachaco y costeño como dicen allá. Y esto, aunque usted no le crea si me ha traído algunos problemas, a veces rechazo y a veces calificativos irónicos e hirientes, que es mejor no recordarlos, porque como dice el poema: “No importa donde se nace, sino donde se lucha”.
Usted estudió en el Colegio Simón Bolívar del Garzón junto al hoy profesor William Fernando Torres y al poeta Guillermo Martínez González, ¿Qué anécdotas tiene de ellos?
Estudié en el Colegio San Juan Bosco de Palermo, donde fui compañero de aula del hoy senador Jaime Dussán, el médico Martínez, el padre Sánchez, los profesores Hernando Ardila y los Suárez, entre otros. En el Bolívar estudiamos con Guillermo y William. Sin duda fue la mejor época de estudiantes. A los internos que teníamos buen comportamiento y cumplíamos con el rendimiento académico nos daban libre el fin de semana, nosotros aprovechábamos para salir a buscar las muchachas, irnos a la heladería La Fuente, que era la moda en Garzón, allí tomábamos y queríamos ser cantantes por lo que remedaba al que estaba de moda, entonces me subía en una mesa y cantaba a Sandro: Penas, penas y penas…, William que tiene muy buen sentido del humor me ponía una botella de cerveza de micrófono y después, me remedaba y se reía, aún lo hace.
¿Qué le motivó incursionar en la escritura?
Yo creo que eso nació en Palermo, donde un grupo de jóvenes de la época fundaron la ‘Jepp’, Juventud, Estudiantil y Proletaria Palermuna, que siempre tuvo sede en la casa de Mariano Useche y donde estaban Lasso, los hermanos Alarcón, Alvarado, Suárez, algunas mujeres y otros que no recuerdo en el momento. Era un grupo de estudio, dedicado al arte y la cultura, lógicamente mal visto en el momento, pero yo creo que allí nacieron y recibieron importante formación intelectual muchos hombres de Palermo.
En 1988 publica su primer libro de poemas llamada ‘Labor de luna’, ¿Qué reconocimientos le ha traído el libro?
Honestamente creo que ‘Labor de Luna’, es uno de los poemarios mejor logrado de la época, tanto, que en el año de su publicación Lecturas Dominicales de El Tiempo incluyó dos de los textos entre los cien mejores del país, sin embargo, lograr reconocimientos en esta ciudad, en este Departamento, parece ser algo utópico, aquí generalmente se desconoce, se ignora, se cierran puertas, se siente cierta envidia por los logros de otros. Eso no es nuevo, recuerde que a Rivera le cerraron todas las puertas, algo parecido ocurrió con Ramón Manrique el de ‘La Venturosa’. Pero digamos que el poeta labra su destino y lo acepta valientemente, a veces con resignación, porque confiesa sus versos bajo un estado del alma, del que la naturaleza humana y la agitación cotidiana participan activamente; por lo que hay expresiones de momentos alegres y tristes o, aquellos en que los cuerpos se juntan y se buscan como estrellas en el cielo para utilizar el verso de Gaitán Durán.
Usted traía una línea poética, ¿por qué se le ocurre escribir un libro sobre mitos y leyendas, hubo trabajo sociológico y antropológico o intuición literaria?
Mire, la vida y la poesía no son en esencia cosas distintas, porque vivimos cantamos, hacemos poesía y escribimos distintas cosas por fuerzas exploratorias, de ahí que pueda afirmar que el espíritu puede llevar a la búsqueda de nuevos derroteros y seguramente fue eso lo que sucedió cuando di el paso a la prosa a través de los libros ‘Imágenes en reposo’ e ‘Historias, mitos y leyendas colombianos’, seguramente busqué, quería lograr encontrar una vía secreta, misteriosa, donde pudiera establecer lazos con la poesía y si usted mira detenidamente los mitos que he trabajado, no son más que recreaciones poéticas, en los que se conserva la esencia de esos mitos. En ningún caso pretendo asuntos oscuros para lograr la metáfora, no, simplemente son versos claros en donde hay mujeres, sueños, penas, dolor, muerte, amor y otras cosas, porque esos elementos integran al ser humano y esos son materiales comunes al poeta que visibiliza entre el deslumbramiento de ciertos asuntos que a otros no les es posible verlos ni degustarlo y quien tiene esa sensibilidad, seguramente cuenta con una especie de filtración misteriosa en el rumor de los sueños o, de las sombras fugaces en el extremo de un salón viendo llover al amanecer.
Tal vez uno de los retos logrados fue al haber trabajo en el desarrollo histórico de la literatura colombina, ¿cómo los escritores, críticos y docentes universitarios han recibido el libro?
Ese es un trabajo que inicié en 1978 cuando aún estaba en la universidad, se que no voy a terminar nunca y que nunca nadie podrá dar por concluido, pero es un trabajo para seguir desarrollando y eso parte de la responsabilidad que deben asumir escritores, investigadores y poetas en el futuro. Ese libro ahora tiene tres ediciones realizadas, salvo la última con recursos propios, eso sencillamente, porque no hay proyectos ni programas serios para el apoyo a los investigadores, de manera que cuando alguien logra un trabajo como este debe ir a ver quien tiene algo para apoyar, pero, pienso que tanto en el departamento como el municipio deben crearse y ponerse en práctica algún mecanismo que permita seleccionar e indicar que proyectos se puede financiar, que libros se pueden publicar, además, debe insistirse en la defensa de los Derechos de Autor, para que no se comercialice el arte y la cultura a través de terceros. Este libro ha tenido gran acogida a nivel nacional y reconocimiento de importantes hombres de las letras, en el texto están consignadas las opiniones que le mereciera María Mercedes Carranza, Belisario Betancur, Jorge Consuegra, Guiomar Cuesta, Juan Gossaín, Nora Puccine, Carlos Orlando Pardo, Jorge Eliécer Pardo, Benhúr Sánchez, Héctor Sánchez, entre otros.
En el 2005 usted publica el libro ‘Literatura huilense’, y hay una segunda edición en el 2007, ¿qué encontró en esta incursión?
Al realizar la investigación sobre literatura huilense, pude darme cuenta que en la escuela, en los colegios e incluso en la universidad, sólo nos enseñan algo de José Eutasio Rivera, eso ocurre por desconocimiento, porque no se ha estudiado, no se ha investigado qué hemos hecho como cultura desde la época prehispánica hasta la fecha. De manera, que ese recorrido nos lleva a saber que la primera novelista huilense en el siglo XIX es doña Waldina Dávila Ponce de León, más adelante encontramos a José Eustasio Rivera, Ramón Manrique, Augusto Ángel Santacoloma, Luis Pérez Medina, Humberto Tafur, Antonio Palomar, Bahamón, Antonio Iriarte, Edgard Sandino, Winston Morales, Carlos Alberto Celis, probablemente he dejado de mencionar algunos nombres. Esto nos indica que no he es solo un nombre, sino que se requiere observar con lente acucioso para saber hasta donde llega la legitimidad y donde se inserta el discurso literario de una región.
Le nombro los escritores Julio Medina, Edgar Sandino y Carlos Alberto Celis, ¿cuál ha sido la relación con cada uno de ellos?
Con cada uno de ellos como con muchos otros escritores de la ciudad y el país mantengo un buen grado amistad. Mire, el trabajo literario hace que compartamos por afecto, por identidad, por manejo de los temas conversacionales o porque nos toleramos más, de modo, que seguramente algunos suscitan más acercamiento, más empatía, por lo mismo están más en ese círculo, que a veces parece vicioso por lo sugestivos y cercanos, si se me permite el termino, de manera que es como la correspondencia desarrollada por nuestra propia intuición espiritual.
En una oportunidad usted leyó un capítulo de su primera novela en Casateatro, ¿qué contiene la novela y cuando la piensa publicar?
La novela tiene una nota preliminar que dice que los asuntos referidos forman parte de la historia de mi país y sucedieron en distintas regiones de una u otra manera en periodos diferentes. Sin duda es una novela socio- política, por lo mismo, he tratado de ser objetivo y claro, llevando una secuencia reflexiva y analítica sobre el proceder de nuestros conciudadanos y sobre el conflicto armado que padecemos de antaño.
¿Con qué escritores a nivel nacional mantiene usted correspondencia?
Con frecuencia me escribo con Roberto Burgos, Manuel Cortés Castañeda que vive en Estados Unidos, Luis Fayad, quien reside en Alemania, Edgard Sandino, Juan Álvarez, Winston Morales que reside en Cartagena, Guiomar Cuesta, Alfredo Ocampo Zamorano, Gustavo Álvarez, Carlos Orlando y Jorge Eliécer Pardo, Héctor Sánchez, Benhúr Sánchez, Adolfo Antonio Ariza y otros.
¿La literatura le ha generado inconvenientes en la familia?
Crear, investigar, leer, genera problemas, distancia las relaciones porque rompe la comunicación. Quien está investigando permanentemente no desea que lo interrumpan y lógico la familia se siente desplazada y reclama con razón, de manera que cuesta mucho y no le aconsejo a nadie seguirme los pasos.
¿Por qué inculcarles a los niños y niñas el hábito de la lectura?
Porque es una manera de educarlos, de formarlos como personas de bien, además, porque la lectura les crea la posibilidad de entretenerse en lugar de coger para la calle a tomar malos hábitos. La lectura es muy importante y requiere que los padres y profesores tomen conciencia de la importancia y el significado de esta, pero, es necesario iniciar al niño, al joven con lecturas amenas, que le sean interesantes y llamativas.
¿Ha encontrado o tienen algún tipo de apoyo los artistas y escritores del Huila para investigar y divulgar sus obras?
Como le dije antes, he realizado mis investigaciones y publicaciones con recursos propios, pero ahora hay una nueva clase dirigente, más eficaz, más comprensiva, más decidida a apoyar la labor realizada por los trabajadores y los gestores culturales, es el caso de doña Nubia Monje, secretaria de Cultura del Departamento, Ramiro Falla, secretario de Cultura del Neiva y el doctor Guillermo Plazas Alcid, director ejecutivo de la Fundación Tierra de Promisión, quienes valoraron este trabajo y apoyaron decisivamente su publicación, de manera pues, que considero que personas así, líderes de estos son los que deben dirigir nuestra cultura y de seguir en este compromiso, con seguridad van a tener nuestro decido apoyo en sus respectivas gestiones.
Usted ha publicado un sinnúmero de libros entre poesía, narrativa e investigaciones, ¿se siente satisfecho por lo realizado?
Es cierto que he publicado y tengo para publicar cuatro o cinco libros más, pero, hay que ver las condiciones, algunas personas sólo les interesa ver su libro publicado, a mi eso no me llama la atención, a me interesa que se hagan buenas ediciones en condiciones favorables y dignas, con respeto por el oficio, un oficio ejercido profesionalmente y no como principiante y creo que hasta que no se diferencie esto en nuestros entes culturales, van a estar desarrollando políticas culturales equivocadas, por lo menso en cuanto a la publicación de textos. Creo que hay muy buenas intenciones tanto en la Secretaría de Cultural Departamental como Municipal, pero, trabajan con pocos recursos y eso les crea limitantes, pero además, algunas personas presionan para que sus ‘investigaciones’ se publiquen sin ni siquiera haber trabajado con un corrector de estilo, hay otros que llegan a extremo de colocar derechos de peticiones para que les publiquen o compren y eso, lógicamente es una indebida presión.