domingo, mayo 17, 2009

SEGUNDA ENTREGA DE LA CRONOLOGIA DE JOSÉ EUSTASIO RIVERA.

Diario del Huila
F U N D A C I Ó N
www.diariodelhuila.com
Neiva, Mayo 17 de 2009
Edición Nro. 246
PROMISIÓN
TIERRA de
POR; FÉLIX RAMIRO LOZADA FLOREZ
Neiva,
Mayo 17
de 2009 4
Regresa a Orocué, organiza los negocios
personales, acoge el fallo en contra del pleito de
“Mata de Palma”, continúa escuchando historias
y leyendas a cerca de la vida, costumbres y
creencias de la vida en la región, escribe a Luís
Nieto Caballero y le cuenta sobre la compra el
10 de enero de 1920 de un lote de novillos y toro
a los señores Mario y Daniel Reyes. Sale para
Bogotá a donde llega a finales de febrero, hecho
que registra Miguel Rasch Isla. Aparece Canto
de Nupcias y Gonzalo París le da la bienvenida
en Cuba Contemporánea a El éxtasis, en donde
señala:
“Oculto en el ensueño
mi Numen te vigila,
y en encantados mundos
te ciñe mi cendal;
soy el presentimiento que
en tu ilusión vacila,
y el ansia que conturba
tu seno virginal.
Con otro nombre, acaso,
me llamas intranquila;
queriendo hallarme, sólo me
ves en tu ideal;
y toda mi tristeza se
azula en tu pupila,
y ya tu rostro luce la
palidez nupcial…”
Por esta época sus amigos le escuchan
declamar reiteradamente sonetos como La paloma
Torcaz y el Cementerio Campesino. A fines
de este año aparecen estudios referentes a la
obra de Rivera en la revista Azul de Manizales y
Cuba Contemporánea bajo la firma de Gonzalo
París.
En enero de 1921, Tierra de Promisión está
a disposición del público, editado en Cromos.
Antes de finalizar el año se hacen tres ediciones
y se reproduce en periódicos y revistas. Los
críticos dan a conocer distintas reseñas sobre
el libro.
En la primera semana de marzo, Rivera sale
de Bogotá en plan de descanso y con la intención
de ir de cacería, todo marcha bien hasta
llegar a tierra caliente, cerca a la población de
Purificación, donde se sintió con malestar. “En
breves minutos se tendía en el suelo, llevándose
las manos a la cabeza: siguió luego un ataque
convulsivo que le hizo retorcerse como un azogado.
Corrieron a socorrerle los amigos sin
poder explicarse qué había ocurrido. El poeta
ahora deliraba en medio de fuertes sacudidas
y parecía estar sufriendo terribles dolores. Se
tomaron las primeras medidas, creyendo que
se trataba de una simple insolación, pero el enfermo
no reaccionaba, se decidió interrumpir el
viaje y regresar. Siguieron los ataques, cada vez
más violentos, y como era imposible mantenerlo
quieto, se improvisó una camilla y se le ató
de brazos y piernas para llevarlo a Purificación”.
Cita de Eduardo Neale Silva.
Los doctores Hilario Cuenca y Jorge Alvarado
que le asistieron, informaron el 10 al El
Tiempo, a una solicitud telegráfica lo siguiente:
“Estado inconsciente casi permanente. Apenas
ha tenido un rato de lucidez en las últimas
horas de la tarde. Desde el primer día (domingo
pasado) a mediodía, en que sucedió el primer
ataque convulsivo, se han venido repitiendo los
ataques con frecuencia cada día mayor”.
De Purificación fue trasladado a Girardot,
donde fue atendido por el doctor José María
Lombana Barreneche, un conocido explicó el
caso al galeno e incluso le contó que Rivera
venía aplicándose unas inyec- ciones para el
paludismo. El 13 de marzo se encuentra en
Girardot y el 14 el diario El Tiempo informa: “No
sólo los amigos del poeta han venido a ofrecerle
sus servicios sino que todas las personas notables
de la población (Girardot) se han interesado
vivamente por la preciosa salud de Rivera
y han atendido al ilustre enfermo en cuanto les
ha sido posible”.
En abril es llevado a Neiva donde se reencuentra
con la familia que lo cree muerto, permanece
bajo el cuidado de esta hasta fines de
mayo, le descartan el paludismo como origen
de los problemas que lo afectan. Los médicos
consideraron que el mal es una afección cere-
Cronología de José Eustasio UNA VIDA AZAROSA
Por: FELIX RAMIRO LOZADA FLOREZ.
Soneto Segunda Edición
Tierra de Promisión
FACETAS HACE ENTREGA DE LA SEGUNDA PARTE DE LA CRONOLOGÍA
DEL AUTOR DE LA VORAGINE, JOSÉ EUSTASIO RIVERA,
FUERTE Y TEMPERAMENTAL, FUE LLAMADO
POR SUS COMPAÑEROS DE LA NORMAL
LA CAÑA BRAVA DEL HUIILA.
SOBRE LOS ESCRITORES COLOMBIANOS DIJO: “NUESTROS PROSISTAS
SON CASI TODOS ARTICULISTAS, INCAPACES DE IMAGINAR UN
PERSONAJE Y SOSTENERLO MÁS ALLÁ DE LA DÉCIMA PÁGINA.
LES FALTA EL DON CREADOR”.
Figuras Nacionales
SEGUNDA ENTREGA
Neiva,
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bral de causas desconocidas.
El 2 de junio está de nuevo en Bogotá. Coincide
su presencia con los preparativos del
gobierno de conformar una delegación, para
enviar a Perú y México con motivo de la celebración
del centenario. Una semana después se
conoce el nombre de Antonio Gómez Restrepo
como jefe de la delegación y Rivera como secretario
de la misma. El domingo 19 de junio
de 1921, Rivera, junto a sus compañeros de
delegación asisten al banquete que ofreciera
don Pedro M. Oliveira, ministro del Perú en
Colombia, empieza de esta forma su vida diplomática.
El 4 de julio sale la delegación de
Bogotá vía Girardot por el río Magdalena hasta
Barranquilla. El 19 de julio da una polémica
entrevista a Luís Alberto Sánchez, un cronista
del Mundial en Lima, donde vuelve a sentir los
efectos de la enfermedad a finales del mes. Sus
polémicas declaraciones básicamente desconocen
el trabajo literario de sus colegas, lo que
produjo una violenta reacción y controversia
con Eduardo Castillo y Manuel Antonio Bonilla,
quien se presentó como Atahualpa Pizarro y
Américo Mármol. En noviembre de 1921 Rivera
llega a Barranquilla, recibe cartas y recortes
de prensa con artículos en su contra. El 27
de noviembre entrevista con El Espectador en
Bogotá. El 29 de noviembre primera réplica a
Eduardo Castillo y respuesta a Manuel Antonio
Bonilla, seudónimo de Atahualpa Pizarro y Américo
Mármol. A Castillo le dice:
“Eduardo: Al periodista que me interrogó
en Barranquilla sobre la verdad que hubiera en
el censurado reportaje de Mundial, le contesté:
“No fui reportero; de haberlo sido, yo mismo
habría escrito las contestaciones que estimara
prudentes. El señor Sánchez, literato de mérito,
después de una charla incidental que tuvo
conmigo, falseó algunos de mis conceptos, y,
de buena fe, los lanzó a la publicidad. Como
por lo trivial del asunto, por razones de salud y
por la premura del viaje a México no rectifiqué
la entrevista, me hago responsable de sus consecuencias”.
El 9 de febrero de 1922 a través de sus amigos
Franco Zapata, Próspero Patiño, Antonio
Gómez Restrepo y Luís Eduardo Nieto Caballero
se entera de la muerte de su padre. El 24 de
marzo se firma el tratado Salomón-Lozano, sobre
la definición de límites y es informado por
amigos del Ministerio de Relaciones Exteriores
de las negociaciones que se llevan a cabo en
Lima. El 22 de marzo va a Sogamoso a instaurar
acción judicial contra los señores Mario y Daniel
Reyes por el incumplimiento de un contrato,
lleva consigo pruebas: recibos, comprobantes,
declaraciones y telegramas. Explica el caso a su
amigo Carlos Estrada y visitan al abogado Policarpo
Neira Martínez, director del semanario La
idea Liberal. Rivera ya ha definido claramente La
Vorágine, la inicia el sábado 22 de abril, según
consta en los párrafos de entrada:
“Antes de que me hubiera enamorado profundamente
de mujer alguna jugué mi corazón
al azar y me lo ganó la violencia…” Sobre
el particular se pueden leer las notas de don
Policarpo, citadas por Eduardo Nealde Silva:
“Nos embargaban casi una semana: salíamos el
miércoles de madrugada y regresábamos el domingo
al anochecer” Después de estas expansiones,
volvía el poeta a su sitio acostumbrado
y continuaba su trabajo. De vez en cuando iba
también a un lugar cercano al Hipódromo…
Ahí se hizo fotografiar y estampó dedicatorias
en fotos que dicen: “Guarda querido Lisol, mi
mejor amigo, un recuerdo del sitio, para mí inolvidable,
donde empecé a escribir “La Vorágine”
en 1922. José Eustasio Rivera.
En otra foto escribió: “A mi querido Lisol, en
memoria del sitio donde medité “La Vorágine”,
en Sogamoso, en 1922. José Eustasio Rivera.
Lisol es el nombre con el cual Rivera llama a
don Lisandro Durán, importante hacendado de
la región, propietario de la finca “Las Monjas” a
donde van con frecuencia.
Interrumpe la escritura y regresa a Bogotá,
pero los compromisos sociales y profesionales
le impiden escribir normalmente por lo
que decide volver a Sogamoso, asunto que le
anuncia vía telegrama a su amigo Policarpo.
Al llegar a Sogamoso se instala en casa de
doña Solita Murillo de Martínez, donde escribe
incasablemente. Sus descansos consisten en ir
a cacería en compañía de don Policarpo Neira,
Eustasio Rivera:
AZAROSA
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Primera Edición
La Voragine
Nacionales
Víctor Abella y Lisandro Durán, quien presta los
caballos.
En septiembre de 1922 termina la primera
parte de La Vorágine. El 13 de ese mismo mes
recibe un mensaje de Antonio Gómez Restrepo,
solicitándole su regreso urgente a Bogotá, por
haber sido nombrado secretario de una de las
comisiones encargadas de la demarcación de
los límites colombo-venezolanos.
El 19 de septiembre parte la comisión por
el río Magdalena hasta Barranquilla, de ahí, por
mar hasta Venezuela. El 30 de octubre la comisión
en la que va Rivera llega al pueblo venezolano
de Caicara. Las múltiples dificultades que
afronta en el viaje, roces con miembros de la
camisón, especialmente las desavenencias con
don Justino Garavito, llevan a Rivera a renunciar
de la misión, cuando se encuentra en los
raudales de San Borja, cerca de la confluencia
del río Meta, el 26 de noviembre. Sigue el viaje
por cuenta propia por el río Orinoco hasta Puerto
Carreño y de allí hasta el pueblo Maipures a
donde arriba el 10 de diciembre.
El 9 de febrero de 1923 escribe a la familia
con motivo del primer aniversario de la muerte
de su padre. El 20 de marzo de 1923 escribe
carta a su amigo Melitón Escobar Larrázabal.
El 6 de abril le vuelve a escribir y está de ánimo
por el descubrimiento de los archivos del
temible coronel Tomás Funes. En julio de 1923,
envía Informe al Ministerio de Relaciones Exteriores.
A mediados de abril se encuentra en
Yavita, presenta problemas de salud y lee a sus
compañeros fragmentos de la tercera parte de
La Vorágine. Permanece en el pueblo de San
Fernando de mayo 30 hasta mediados de junio.
El 29 del mismo se encuentra en el punto llamado
Piedra del Cocuy, en la frontera colombo.
brasilera. A mediados de julio llega a Manaos,
visita al cónsul, don Demetrio Salamanca y
hablan de los problemas limítrofes. El 18 de
julio envía desde Manos informe al Ministerio
de Relaciones Exteriores. A fines de julio sale de
Manaos en compañía del señor Escobar, llega a
Belem do Pará en escala y pasa a Puerto España
donde se hospeda en el Queens Park Hotel el
21 de agosto. El 23 del mismo mes le escribe al
señor Buenaventura Bernales pidiéndole el favor
de que le envíe el equipaje que había dejado
en ciudad Bolívar. En septiembre continúa en la
isla, desde donde redacta con Escobar la última
nota para el Ministerio de Relaciones Exteriores,
fechada el 7 de septiembre. El 21 de septiembre
llega a Puerto Colombia y viaja a Panamá a tratamiento
médico especializado; el 30 del mismo
mes regresa a Barranquilla; el 12 de octubre El
Tiempo informa sobre su regreso a Bogotá. En
ausencia fue elegido suplente de su tío Pedro
Rivera a la Cámara de Representantes por lo
que su ingreso a esa corporación se registra
el 27 de julio y aparece posesionado el 6 de
noviembre. El 9 de noviembre por iniciativa de
Rivera se cita al Ministro de Relaciones Exteriores
a la Cámara, al que se culpa de negligencia
y engaño a la Comisión de límites. Incidente con
el señor Leonidas Norzagaray Elicechea quien
lo amenaza de muerte. A finales de octubre
Catalina Salas madre José Eustasio
Neiva,
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publica el soneto Adiós. El 5
de diciembre escribe carta a
doña Sofía G. de Rengifo. El
30 de diciembre llega a Neiva
en compañía de Arcadio
Charry y Ramón Echeverri
Botero.
En Neiva a comienzos
de 1924 revisa los apuntes,
cambia escenas e introduce
nuevos elementos para La
Vorágine. El 13 de febrero se
encuentra en Garzón de paso
para el Caquetá, en Florencia
conversa con Leonardo
Cabrera y Eulogio Carvajal,
conocedores del Amazonas
y de las lamentables atrocidades
cometidas por la Casa
Arana, según cometario de
don David Rivera. En marzo
viaja a San Vicente por la
ruta de Campoalegre a fin de
ver la viabilidad de carretera.
El 6 de abril se encuentra
de nuevo en Neiva e informa
a Bogotá de la presencia
de caucheros peruanos en
Colombia., lo que registra
don Ricardo Pizarro en telegrama
a Rómulo González
fechado el 4 de abril en Florencia.
El 5 del mismo mes
Rivera escribe una crónica
para El Tiempo, titulada Las
penetraciones peruanas en el
Caquetá. El 15 de abril dirige
un mitin en los alrededores
del Concejo de Neiva, de ahí pasa con público
al teatro Variedades en compañía de Reynaldo
Matiz, a raíz de este suceso se crea la Junta
Patriótica de Defensa Nacional de la que forma
parte. Rivera sigue trabajando en su novela y
el poeta Miguel Rasch Isla revisa y corrige. El
21 de abril en Neiva, le dice a la familia que ha
terminado La Vorágine y se la dedica con estas
palabras: Para ustedes, sí, para ustedes.
En julio se reincorpora a la Cámara de Representantes,
con La Vorágine a bordo. Entre
agosto y septiembre publica en El Nuevo
Tiempo una serie de artículos denominados
Falsos postulados nacionales, además trabaja
intensamente en la corrección y últimos detalles
de la novela. Paralelo a esto fue nombrado
miembro de dos comisiones en la Cámara de
Representantes: la de Relaciones Exteriores
y a la de Colonización. En octubre asiste a la
conferencia del señor Hermes García en la que
este sostiene que los ríos de Colombia en la
frontera eran innavegables, lo que dio origen
a la serie de artículos conocidos como Falsos
postulados nacionales, publicados en El Nuevo
Tiempo entre agosto y septiembre. El poeta
Rasch Isla realiza el contrato de publicación de
La Vorágine con la editorial Cromos y la obra
aparece el 25 de noviembre día de cumpleaños
de la madre de Rivera, dedicada a don Antonio
Gómez Restrepo.
El 18 de enero de 1925 Antonio Gómez Restrepo
enjuicia La Vorágine en El Tiempo.
“Es La vorágine una obra fuerte, en los varios
sentidos que tiene esta palabra; en que
la alta poesía del autor de Tierra de promisión
contrasta con la crudeza realista de algunos
cuadros que recuerdan la manera de Zolá, con
quien Rivera
Tiene ciertas analogías, por el arte como
sabe darnos una sensación casi física de las
cosas y por la potencia con que describe el
empuje de las fuerzas colectivas en movimiento.
Entre los mejores cuadros de La vorágine,
se encuentran el de la fuga vertiginosa de los
potros indómitos que, espantados en la noche,
rompen las barreras de los corrales; y atropellándose
y destrozándose, huyen desbocados
por el llano; y el de la destructora invasión de
las tambochas, las temibles hormigas de los
bosques brasileños…”
El 25 de febrero el Congreso de la República
aprueba la Ley 16 mediante la cual se crea una
Comisión Investigadora de la que es nombrado
presidente Rivera. En ejercicio de estas funciones
el 2 de abril recibe el archivo de la Comisión
de 1924, donde hay expedientes de distinta
clase. Poco después, recibe la presión de la
dirección del partido conservador, en cabeza de
don Jorge Roa, quien le quita el respaldo
de esa colectividad en su aspiración a la
Cámara para ese periodo, lo que deja ver
el poeta en carta dirigida al gobernador
del Huila don Arturo Borrero, fechada en
Bogotá el 25 de abril:
“Vistas las cosas por otro aspecto,
he de declararte, mi querido Arturo, que
no seré yo el que se deje posponer impunemente,
sin motivo justificable, siendo
tan conservador como cualquier otro y
tan adicto a nuestros programas futuros
como el que más. Si se me persigue, he
de averiguar la razón, dirigiéndome por
carta pública al directorismo, para que
los que reconozcan la firmeza de mis
ideas y mi honradez genuina sepan que,
no por faltas, ni culpas, ni delitos, sino
por caprichos o aberraciones personalistas,
se me quiere entrabar el camino por
donde me empujan mis escasos merecimientos
y el querer de mis copartidarios
del Huila. Así se sabrá que es pecado ser
honorable, ser íntegro, ser desapasionado,
cuando a determinado influyente no
le convienen estas virtudes; y aunque me
derroten, mi triunfo estará en el fracaso
mismo, porque todos sabrán, que, cuando
se adoptan contra mí los sistemas de
persecución solapada, es porque nadie
se atreve a buscarme por el atajo de las
complacencias y de los ofrecimientos”.
Para las elecciones Rivera encabeza
la lista disidente y el 12 de mayo ante
la imposibilidad de entendimiento con
la dirección
de su partido,
lanza
a c u s a c i ó n
ante la Comisión
Investigadora, al
tiempo que señala:
“Sé con absoluta
certidumbre que el
Sr. Carlos Jaramillo
Isaza, Ministro
de Guerra, le dirigió
al Sr. Arturo
Borrero, en su calidad
de gobernador
del Huila , un
telegrama cifrado,
de fecha veintiocho
de abril del
corriente año, en
que le ordena perentoriamente
que
se proceda a hacer
suprimir de las listas
de candidatos a
la próxima Cámara
de Representantes…”
Cita de Eduardo Neale
Silva – Horizonte Humano.
En julio se conocieron algunos sonetos
amorosos, entre ellos el que fecha el 1 de ese
mes, sin título, donde expresa:
“Lloro porque mi herida va cediendo al
olvido/ cuando se cierre, ¿cómo la podré contemplar?/
Amé en ti la congoja del ensueño
extinguido, / y hoy declinas ¡estrella que se
apaga en el mar!...
En La primicia del beso señala: “Pálido, ante
tu lámpara te imploro; / y cada vez que el ruego
te conmueve,/ en tu seno de púdico relieve/
brilla, encendido, tu collar de oro”.
El 31 de julio rinde informe en la Cámara de
Representantes. Prepara otro de la Comisión
solicitado por la Cámara para septiembre.
En octubre se entera por La República de
declaraciones en su contra de parte de José
Antonio Reyes, en donde ponía en tela de juicio
la integridad profesional de Rivera.
Ese mismo año Manuel Ugarte de Niza y
Alfonso Reyes desde París informan del éxito
de La Vorágine en esas tierras.
El 9 de enero de 1926 se encuentra en el
mercado la segunda edición de La Vorágine.
El 7 de febrero de 1926 da declaraciones a El
Tiempo. La entrevista se conoce como: “Una
hora con José Eustasio Rivera”. Este año es de
mucha tensión y fuertes polémicas. En febrero,
después de la aparición de la segunda edición
de La Vorágine, Bernardo Arias Trujillo, atacó de
manera inmisericorde a Rivera y su obra.
El 13 de marzo El Tiempo informa sobre viaje
de José Eustasio Rivera y el Ferrocarril Tolima
– Huila – Caquetá. El 10 de abril un corresponsal
de Villavieja, malqueriente del escritor habla
de su paso por esa población del Huila, de su
reciente derrota electoral y según la misma nota
de sus nuevas aspiraciones al Senado. De esta
época es el soneto A Neiva: “Grave, como tu río,
que a la nación sustenta,/ lustraste con tu gloria
la estirpe castellana,…”
En las afueras
de Neiva se reúne
con la familia, en
casa de Olegario
Rivera, viaja al sur
y llega a Garzón; el
24 de mayo está de
regreso y pasa para
Bogotá. En junio es
nombrado miembro
de la Junta Directiva
del Ferrocarril
del Pacífico. Viaja a
Cali y Popayán. Entre
julio y agosto se
encuentra en Cali,
visita la hacienda La
María y hace planes
para radicarse
en esa ciudad. El
25 de agosto el
Diario del Pacífico
informa sobre su
partida y finalizando
mes se encuentra
en Bogotá, atiende
su bufete, negocios
particulares y sigue pendiente del
pleito sin resolver de 1919 con los
señores Mario y Daniel Reyes.
El 25 de noviembre se refiere en El Tiempo
a La Vorágine y sus críticos. Y todo el resto de
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Figuras Nacionales
El Cauchero Clemente Silva
Ruta de Barrera
y los Enganchados
Neiva,
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año fue su famosa polémica con Ricardo Sánchez
Ramírez, conocido como Luís Trigueros,
notas en El Tiempo, El Espectador y Mundo al
Día, a quien responde entre cosas:
“Afirmas que La vorágine carece de método,
de orden, de ilación. No lo demuestras,
pero también te curas de decir si esto constituye
grande acierto en mi obra y si de allí proviene
que su fisonomía tenga el parecido genésico
de la naturaleza circundante, personaje invisible
que actúa en la novela como agente genitor
e impulsor…” El 25 de diciembre El Tiempo
informa sobre el pleito referido y anuncia que
Rivera a triunfado.
El año 1927 comienza sin mayores perspectivas
para Rivera, sin embargo, en marzo
se siente reconocido y estimulado al enterarse
del éxito de su novela en los Estados Unidos
y sobre todo por la acogida que le brinda el
crítico chileno Earl K. James publicada en el
Suplemento Literario del New York Times, además,
de la carta de don Federico de Onís, todo
ello, con comentarios periodísticos en Rusia,
Noruega y Japón, según nota de don Eduardo
Neale Silva.
A finales de marzo es invitado a poner en
consideración la escenificación de su obra teatral,
para lo que algunas personas insinúan a
través de la prensa a la compañía de la actriz
argentina Camila Quiroga, la dramaturgia de
Rivera. El 29 de junio El Tiempo publica la carta
de reconocimiento y elogios de Horacio Quiroga,
quien le expresa:
“Ojala compañero, podamos ponernos un
día al habla. No olvide, si lo tiene a bien, informarme
de cuanto pueda sobre la realidad
personal, motivos y finalidad que pueda haber
invisible en La vorágine. Hace tres días, desde
que concluí la lectura de su maravillosa obra,
que no logro sacarme de la cabeza a Arturo
Cova y a sus compañeros, a la selva, a las hormigas
terribles, al Guainía, al Isana, al Inírida y
otras novedades de este jaez. No ignorará usted
que cuanto por aquí sabemos de la hidrografía
de Colombia y de su frontera sudeste, es
que existen el Magdalena, el Cauca, el Meta, el
Guaviare y el Atabapo. Gracias a usted que nos
ensanchó su horizonte patrio…”
Alentado por las notas positivas, concibe
la idea de escribir la novela La mancha de
negra y piensa seriamente en viajar a Estados
Unidos para la traducción de La vorágine y
buscar la forma de llevarla al cine. Nuevo viaje
a Sogamoso, a la hacienda Las Monjas con la
familia Durán, donde realiza un nuevo periodo
de cacería y mayor acercamiento a Lolita la hija
de don Lisandro Durán. De regreso a Bogotá, le
llaman del Ministerio de Relaciones Exteriores
para proponerle ir a Cuba en representación de
Colombia al Congreso de Inmigración y Emigración.
El 5 de marzo de 1928 le escribe a su amigo
Lisandro para darle la noticia del viaje; le expresa
su aceptación del cargo por estar convencido
de prestar un buen servicio a la Nación, en razón
a sus conocimientos del territorio nacional, le
confirma su deseo de ir a Nueva York a corregir
la edición en inglés de La vorágine y la filmación
de la obra. El 12 de marzo vuelve a escribir a su
amigo Lisandro y le manifiesta que aún no ha
recibido nombramiento oficial y le recomienda
no pelear con quien identifica como G. S., pues
su experiencia le indica que no se puede nadar
contra la corriente. El 18 de marzo sin esperar
una respuesta vuelve a escribirle, le agradece
las atenciones a su amigo y le recomienda
llegar a un acuerdo con los señores Reyes. El
25 de marzo se despide de sus amigos, sale
de viaje, asunto que difunde la prensa. El viaje
lo hace de Bogotá a Girardot, allí aborda un
barco hasta Barranquilla y de esta a Panamá,
donde aprovecha la estadía para someterse a
chequeo médico con el doctor Javier Morán.
Continúa el viaje hasta llegar a Puerto Limón en
Costa Rica donde intenta reunirse con algunos
amigos; se desplaza a San José y se hospeda en
el Hotel Plaza. El 13 de abril llega a La Habana
de donde sale a mediados de mes, arriba a
Nueva York el 24 de ese mes, tras un breve
descanso sale a recorrer la ciudad, la prensa
registra el suceso el 28 de abril. Inicialmente se
hospeda en el Hotel Le Marquis y por insinuación
de su amigo José A. Velasco se va a vivir
a un apartamento de la calle 73. El 27 de junio
escribe carta a su amigo de Sogamoso donde
lamenta la demora en los asuntos en ese país
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Mayo 17
Día Mundial de las Telecomunicaciones
1761: Nace el presbítero Ignacio Navarro. Alcanzó el doctorado
en Teología en 1785. De 1788 a 1799, fue cura
de la parroquia de Los Dolores de Aipe. Concurrió como
representante del Cabildo de Purificación al Congreso de
Neiva reunido en Yaguará en 1811, siendo a la vez cura
Vicario de Natagaima.
1812: Don José Joaquín Buendía, cura propio de Guagua
(hoy Palermo), inscribe en las partidas de bautismo, el
nombre de Palermo; posible fecha en que nació la idea
del cambio de nombre que duró hasta el 3 de mayo de
1814 en que vuelve a llamarse Guagua.
1818: Pasa a dirigir la aldea de San Juan de Laboyos
el padre José Hilario Sierra. Durante su administración
orientó la construcción de varias casas en forma ordenada
y posiblemente por lo pequeño dio en llamarlo
Pitalito.
1878: Muere en Neiva, el exgobernador de Neiva, don
José María Herrera.
Mayo 18
1731: Los misioneros de la orden de San Francisco
(Franciscanos) establecieron un centro doctrinero con el
nombre de San Francisco Javier de La Ceja de la Montaña,
con el ánimo de apaciguar los intentos de rebeldía y
malicia en que vivían los pocos aborígenes de esa zona
(hoy Acevedo).
1826: El Presbítero, doctor Francisco Javier Cándido
Pinzón, lleva a cabo una reunión con las principales
personas del poblado de Campoalegre, con el objeto de
unificar esfuerzos e iniciar la construcción de un templo
capaz y decente, como había sido la condición preestablecida
cuando se erigió la parroquia. En esta reunión
se acordó construir un templo de 50 varas de largo y el
REGISTRO HISTÓRICO DEL HUILA
ancho correspondiente a su longitud, de buena estantilladura
y teja de barro. Para que administrara la ejecución
de la obra, nombraron al señor Florentino Andrade como
juez de fábrica.
1867: Es erigida en viceparroquia, El Agrado.
1877: Nace en Yaguará el médico Adriano Perdomo
Trujillo, fundador de La Cruz Roja Nacional. Falleció en
Bogotá el 16 de mayo de 1953.
1949: Son abiertas al público las oficinas de correos y telégrafos,
en la población de Saladoblanco. Como primer
director fue nombrado el señor Ismael Polanía.
Mayo 19
1753: Nace en La Plata, Fray Antonio Gómez Polanco.
Fue obispo de Santa Marta y el primero en reconocer el
gobierno de la independencia. Murió el 17 de diciembre
de 1820.
1786: Don Manuel Quintero Tovar es nombrado Alcalde
Ordinario y Corregidor de Naturales en Yaguará, cargo
que desempeñó hasta 1804. El señor Quintero Tovar era
dueño de las haciendas Santa Bárbara y Hato Nuevo. Se
le considera prócer de la independencia y murió el 22 de
enero de 1816 en Yaguará.
1825: El General Francisco de Paula Santander Omaña.
Vicepresidente de la República, mediante Decreto, fijó
los límites de los Cantones de Timaná, La Plata y Neiva,
quedando este último formado por las Parroquias
de: Carnicerías (hoy Tesalia), Yaguará, Guagua (hoy
Palermo), Nátaga, Iquira, El Retiro (hoy Teruel), Otás y
El Gigante; como cabecera del Cantón, quedó la ciudad
de Neiva.
1825: San Agustín empieza a figurar como Aldea perteneciente
al cantón o jurisdicción de Timaná.
Mayo 20
1787: Don José Celestino Mutis, recorre la región de
los indios Andaquíes completando el estudio que hoy
se conoce como la “Expedición Botánica”. En esta zona
se encontró el “canelo silvestre” planta americana de
muchos méritos.
1857: Muere en Bogotá el padre Joaquín Cardozo S.;
prócer del Huila.
1900: El Papa León XIII, desde Roma y mediante Decreto,
suprime la Diócesis de Neiva y crea las de Garzón e
Ibagué, correspondientes a las provincias de El Centro y
de El Norte, de la segunda queda dependiendo Neiva.
1921: Nace en Neiva, en el hogar formado por Antonio
María Andrade Salas y María Tulia Rivera, el dramaturgo
y poeta, Gustavo Andrade Rivera. Formó parte del grupo
poético de Los Papelípolas y de la Academia Huilense
de Historia. Falleció en Bogotá el 14 de abril de 1974,
cuando apenas iba a cumplir 53 años.
1964: Toma posesión de la Diócesis de Garzón – Neiva,
monseñor José de Jesús Pimiento Rodríguez, con la
presencia del Nuncio Apostólico, de seis prelados, la
totalidad del clero huilense, el gobernador Rómulo González
Trujillo y el Alcalde de Garzón, Luis Cerón Mora.
Mayo 21
Día Nacional de la Afrocolombianidad
1630: Por orden del Gobernador de Timaná, secretamente
es entrevistado el cacique Alonso Soberillo, indio
mandador de Cálamo y dijo: “Matanzas queda a dos
leguas de distancia y Las Juntas a una legua, siendo los
dos pueblos más inmediatos; que en ninguno de estos
pueblos querían más encomenderos porque los trataban
muy mal”.
1851: El presidente de la República, general José Hilario
López Valdés, sanciona la ley sobre la libertad de los
esclavos.
1989: Por primera vez se celebra con toda pompa el Día
Mundial de la Libertad bajo la imponencia de uno de los
árboles más hermosos del mundo, situado en la Plaza
Principal del municipio de El Gigante. Grandes personalidades
del Gobierno, Federación Nacional de Cafeteros,
Academia Nacional y Huilense de Historia y diversas
instituciones estuvieron presentes.
1984: La Fundación “Julita Barrós de Ucrós” abre y pone
al servicio de la comunidad neivana y huilense la “Clínica
de la Madre y el Niño”, obra del político y hombre público,
parlamentario y embajador, abogado liberal Jaime
Ucrós García.
2001: La Ley 725, establece el 21 de mayo de cada
año como el Día Nacional de la Afrocolombianidad, en
homenaje a los 150 años de abolición de la esclavitud
en Colombia y en cumplimiento de la Ley 21 de mayo
de 1851.
Mayo 22
1773: Carnicerías (hoy Tesalia) es erigida en parroquia.
1848: Le fue sustituido al Distrito Parroquial, el nombre
de El Hobo por el de Neira, a virtud de haberlo solicitado
así el gobernador de la parroquia, coronel Lorenzo González,
al Presidente de la República.
1973: Un grupo de guerrilleros se toman la población de
Colombia: arengan a los habitantes, arremeten contra la
policía, abren la cárcel y liberan a todos los retenidos, en
la Caja Agraria consiguen un buen botín, lo mismo en el
comercio local.
1978: Es robado un gran tesoro arqueológico, se trata de
“El Coquero” estatua localizada en San Vicente, jurisdicción
del municipio de La Plata.
Mayo 23
1830: Culmina el pleito de la Vitela gracias a la intervención
del señor Obispo quien salomónicamente ordena
hacer una réplica del cuadro de la Virgen del Amparo
para que entre las parroquias de Paicol y Pital se las
repartan dándole oportunidad para que Paicol escogiera
la suya.
1918: Un voraz incendio destruye completamente la
Casa Municipal de Acevedo, desapareciendo los archivos,
los muebles y los enseres todos.
y se muestra bastante preocupado, entre sus
actividades está aprender inglés lo que hace en
intercambio con Miss Weigest. El 26 de mayo
viaja a Washington y prepara la quinta edición
de La vorágine. El 10 de octubre visita La prensa
de Nueva York. A mediados de octubre es
invitado por el Instituto de las Españas a una
fiesta cultural a llevarse a cabo el 29. El 28 de
septiembre escribe a su amigo Lisol. Para el 12
de noviembre Rivera es invitado a hablar en Earl
Hall sobre las regiones orientales de Colombia,
ante los miembros de la Asociación Americana
de Profesores de Español. El 13 de noviembre
los señores Carlos Puyo Delgado y Enrique
Olaya Herrera celebran con un banquete la inauguración
del vuelo Nueva York – Bogotá por
parte del piloto Benjamín Méndez, en el evento
se le pide a Rivera decir algunas palabras. Dos
días después Rivera enferma y debe hacer gran
esfuerzo para ir a entregar dos ejemplares de
su edición de La vorágine al piloto Méndez, uno
para el presidente de la República y otro para la
Biblioteca Nacional. Se sabe que el 23 el poeta
se siente enfermo, el domingo 25 vuelve a sentirse
mal, el lunes presenta una leve mejoría, el
martes se encuentra estable y recibe algunas
visitas, pero hacia la una siente fuertes dolores,
presenta desencajamiento de los ojos, se torna
pálido, pierde el conocimiento, convulsiona y
da señas de fuertes dolores. El miércoles 28
continúa en estado comatoso, el 30 presenta
una ligera mejoría, la fiebre baja y se queja. Al
día siguiente recae, presenta fiebre alta y expira
a las 12:50 p. m. del 1 de diciembre.
Figuras Nacionales
Camilo Francisco Salas Ortiz
Presidente Academia Huilense de Historia
Neiva,
Mayo 17
de 2009
Neiva,
Mayo 17
de 2009 8 Presencia Ciudadana
Advertencia Editorial. Crece interés en los líderes cívico por convertir el Festejo cuatro veces centenario, en oportunidad propicia para escrutar el pasado, examinar con rigor crítico
el presente, y enmendar errores de diversa naturaleza, con cara al futuro. Por supuesto, esto demanda responsabilidad conceptual, debate multisectorial, y acción consistente.
Así lo sugiere, precisamente, el Economista y Administrador de Empresas, de reconocida capacidad y amplia experiencia profesional, Eduardo Cardoso Camacho Camacho, en
documento que publica FACETAS, al igual que la nota del Dr. Roberto Liévano Perdomo, Presidente de la Cruz Roja en el Huila, institución desde la cual sirve con eficaz decisión a
la comunidad, como antes lo hiciera desde el Senado de la República y el Ministerio de Salud. Ojalá lo dos notables coterráneos asistan el 22 de mayo, a partir de los 9 am, al recinto
de la Asamblea, atendiendo la Convocatoria de los señores Gobernador del Huila y Alcalde de Neiva, a fin de dar el primer paso del Proyecto histórico–cultural Neiva 400 Años.
IV CENTENARIO DE NEIVA
ESPACIO HISTÓRICO PARA REFLEXIONAR
Neiva, 8 de mayo de 2009
CRHP101-09
Doctor
GUILLERMO PLAZAS ALCID
Coordinador General
Celebración Cuarto Centenario Neiva
E. S. M.
Apreciado doctor Guillermo:
Con entusiasmo registramos su designación como Coordinador
General para la celebración del Cuarto Centenario
Neiva.
Lo felicitamos por el entusiasmo que usted despierta en
la comunidad por su especial interés, por dirigir, velar su
organización y hacer cumplir un Evento de trascendencia
Nacional sin precedentes.
La Junta Directiva de la Cruz Roja Colombiana Seccional
Huila y su Presidente, le manifestamos que, con observancia
de nuestros Principios Fundamentales, estamos dispuestos
a colaborar en lo que nos sea pertinente.
Cordialmente,
(Fdo.)ROBERTO LIÉVANO PERDOMO
Seccional Huila
Presidente
Neiva, 5 mayo de 2009
Doctor
GUILLERMO PLAZAS ALCID
Ex Ministro de Estado
Coordinador General
Celebración del IV Centenario de la Fundación de Neiva
Ciudad
Muy apreciado señor y amigo.
A través de diferentes medios informativos locales y en
particular de recientes y sucesivas ediciones del Suplemento
dominical FACETAS, publicado por el Diario
del Huila y cuya producción pertenece a la Fundación
TIERRA DE PROMISIÓN, promovida y dirigida por
usted, la opinión pública en general se ha enterado de su
designación por parte de las máximas autoridades políticas
y administrativas, departamental del Huila y local
de Neiva, como Coordinador General de las actividades
asociadas a la celebración del IV Centenario de la capital
de nuestro departamento, el día 24 de mayo del año 2012.
Al igual que muchos huilenses, comparto con satisfacción
y complacencia su acertada designación y estimo que reúne
usted con demostrada probidad, todas las virtudes humanas
requeridas para lograr que esta iniciativa sea exitosa.
Es ciertamente para usted y en particular para el Comité
Central, un reto sin antecedentes, como que se trata de
aprovechar esta especial coyuntura para que se adopten
y ejecuten, con estricto carácter de beneficio colectivo
a través de los proyectos que habrán de idearse, soluciones
de corto, mediano y largo plazo que permitan
resolver efectiva, adecuada y definitivamente, las diversas
y complejas carencias que con el paso de los años
infortunadamente han venido postergando las legitimas
aspiraciones sociales, políticas, administrativas y de crecimiento
y desarrollo de los neivanos y su hábitat urbano.
Es francamente más desafiante aún este reto, dadas las
conocidas circunstancias fiscales, actuales y futuras de la
Nación, el departamento y la municipalidad neivana, lo que
permite presagiar que en poco tiempo, tal vez en la fecha
de celebración de la efemérides en 2012, las soluciones por
tanto tiempo diferidas no sean realizables dado su costo
económico, al menos las estructuralmente más apremiantes.
Basta con citar algunas; el anárquico crecimiento urbanístico,
el efectivo y durable restablecimiento de la malla
vial urbana, la solución acertada y definitiva del suministro
permanente de agua potable a todos sus habitantes, la
disminución efectiva de la deserción escolar en su nivel
básico, políticas realizables para, la atención integral en
salud a la población pobre y más vulnerable, armonizar el
hábitat urbano con las elementales normas que orientan la
preservación del medio ambiente y ofrecen calidad de vida.
A mi juicio y salvo mejor opinión suya, es esta la esencia,
la trascendencia y la importancia que tiene esta oportunidad,
en buena hora a usted confiada en asocio del Comité
Central que se integre. Se trata en síntesis de cancelar parcialmente
la deuda social, política y de desarrollo integral,
especialmente aquella que más ha determinado la desigualdad
social, el rezago en el desarrollo integral como ciudad
razonablemente equipada, la muy practicada incoherencia
entre lo que se ofrece políticamente al elector y luego se
excusa de realizar bajo cualquier subterfugio, deuda digo
doctor Plazas Alcid, que todos, de alguna forma, por acción
u omisión, hemos adquirido con nuestra ciudad.
Permítame recordar señor ex Ministro, la pertinencia hoy, entre
otras, de expresiones muy suyas, “el compromiso es con
Neiva” o, “el problema de la ciudad no es de discursos, es de
recursos”. Es altamente probable a manera de ejemplo, que
el alcance de estas expresiones, omitiendo su autor, sea útil
como referente en las discusiones, reflexiones, estudios y proyectos
que surjan en el contexto de este importante proceso.
De nuevo lo felicito y deseo que alcance los mejores
resultados en este exigente compromiso.
Con sentimientos de respeto y aprecio y hasta otra oportunidad,
(Fdo.)EDUARDO CARDOSO CAMACHO
CC. 19.119.704 de Bogotá D.C.

CRONOLOGÍA DE JOSÉ EUSTASIO RIVERA - UNA VIDA AZAROSA - PUBLICADA POR FACETAS EL 19 DE ABRIL DE 2009.

CRONOLOGÍA DE JOSÉ EUSTASIO RIVERA

Pocas veces se encuentra en la literatura un hombre cuya vida es el mayor de los contrastes, desde su niñez hasta su muerte prematura, lejos del lugar donde naciera.
Rivera nació en Neiva, el 19 de febrero de 1888, lo bautizaron el 26 del mismo mes y poco después fue llevado a Aguacaliente en San Mateo, hoy municipio de Rivera en el Departamento del Huila, donde residían sus padres. De allí volvió a la ciudad de Neiva en 1900 a estudiar en el Colegio Nacional Santa Librada, donde vivió una de sus más desagradables sorpresas, al ser expulsado por el rector del colegio, su tío Napoleón Rivera, quien no le tolera ni le perdona encontrarlo fuera del establecimiento educativo, debajo de los palos de mango y tamarindo cazando pájaros. El tío descarga sus fuerzas de coronel de la guerra contra el cuerpo del niño, sobre el que deja sentir la virulencia del látigo, al tiempo que gruñe, da manotazos al rostro y lo lanza contra los pupitres. Este es el inicio de una serie de desavenencias con sus coterráneos, con los que nunca pudo entenderse, razón por la cual siempre es rechazado o está enfrentado a ellos.
José Eustasio, llega al mundo destinando al enfrentamiento, la polémica y el rechazo, lo que se evidencia en lo ocurrido dos años después de ese lamentable y triste incidente del Santa Librada, cuando su madre Catalina, persiste en la idea del estudio y lo envía a buscar mejores horizontes al Colegio de los hermanos maristas en el poblado de la Mesa de Elías, hoy, un tranquilo municipio al sur del Departamento del Huila, donde sale a flote el espíritu fuerte y vigoroso del joven y como en las aventuras de su novela, vuelve a sentir el rigor de unos hombres poco visionarios, incapaces de entender la interacción entre la ficción y la realidad por lo que proceden una vez más a cerrarle las puertas del colegio y lo mandan de nuevo para la casa. En ese periplo del colegio a la casa, en el campo aprende las labores propias de este y termina por convertirse en experto en el manejo del ganado, buen jinete y excelente cazador. Este nuevo regreso a casa le cuesta dos años de trabajo forzado, al cabo de los cuales vuelve a Neiva de mano de los padres, a desempeñar el cargo de portero - escribiente en la gobernación del Huila, donde tampoco permanece mucho tiempo en razón a la intolerancia de su compañeros de labores que lo hacen objeto de burlas que no soporta, por lo que vuelve una vez más al campo que quiere, ama, le impresiona, le da paz, lo nutre, le da fuerzas, colorido y emoción; una extraña virtud que le acompañan y le permiten transparentar sus primeras líneas, íntimamente ligadas al medio y a los suyos.
En realidad Rivera lo único que ha mostrado hasta ese momento es ser un joven inquieto, de temperamento difícil y rebelde, con poca o ninguna posibilidad de acceder al estudio de manera formal y normal, menos, tener la opción de leer a grandes autores, porque sus espacios han estado limitados, lo cual indica que no ha podido valerse de documentos y de lecturas propias que conlleven a una formación literaria integral y a una forma de expresión entretejida por una estructura literaria de conocimientos extendidos a la experiencia vital, intelectual y artística que le permitan pensar y tener un aprendizaje multinacional. Es decir, ha permanecido circundado por el devenir, el dolor y las frustraciones de los destierros a que ha sido sometido, lo que sin duda lo ha llevado a la melancolía, seguramente manifiesta en su afición por la caza, en la que descarga sus frustraciones. Sin embargo, no podemos quedarnos en esa insatisfacción, toda vez que las pesadillas de sus musas le hablan de manera mágica de los caminos y el colorido del paisaje que han estado agitándole el alma. Hasta ahora al joven Rivera, le conocemos una vida poco o nada afortunada, golpeado inmisiricordemente, es decir, ha estado permanentemente rechazado por una sociedad intolerante y hostil, por tanto, una y otra vez se siente resquebrajado y obligado a llevar como cosa del destino: vida de campo, enfrentado por lo mismo a la violencia de la naturaleza y al espeluznante proceder de quienes mandan y dirigen, sin permitir controversias, discursos, ni lenguaje distinto al exhaustivo mandato inmediato de la polifonía machista de los gamonales de la región. En consecuencia, el joven Rivera, al salirse de esos moldes; que subvierte los principios, está condenado a los episodios trágicos de la vida, al problematizar el orden colectivo de la familia y la sociedad que no tolera ni perdona, sino que se rige por una red de fuerzas centrípedas y centrífugas que se enfrentan y se repelen de manera continua, en una lucha interminable, donde no cabe la dignificación, ni hay preocupaciones sustantivas o metafísicas, es decir, este círculo vicioso no da espacios sensibles – espirituales para abordar la vida con nuevas visiones, por ser una sociedad cerrada , sin ojos, sin risas, sin cantos para el niño o el adolescente pleno de sueños e ilusiones. Seguro, cada mañana despierta con recuerdos, trata de de darle orden a su desorden onírico, acongojado y refugiado en su yo repetitivo al que trata de darle respuestas en sus pájaros y en la naturaleza dura y hostil, evocada interiormente en cada uno de sus cantos.

Lo que determina el cambio del rumbo de la vida de José Eustasio, es la beca a la Normal. Quienes le apadrinaron el proyecto de ir a estudiar a la recién creada Normal de Bogotá, un poco escépticos, creyeron brindarle una última oportunidad de estudios por una terrible desconfianza, por todo lo que no pueden manejar directamente. Con esas complejas contradicciones, se hizo patente la desconfianza, al punto de dejar oír sus voces insistentes en las obligaciones, los compromisos firmados bajo actitud de mando y jerarquía sobrepuestas y urgidas por la necesidad de lograr llevarlo por el camino que condujera a la multiplicación de los pesos, para luego conducirlo por los fueros de los sagrados deberes y al imperativo de las acciones políticas, a fin de engrosar el desmesurado gusto de las clases altas por las cosas banales y la grotesca costumbre de acumular dinero de manera desmesurada.

En 1906, la suerte parece sonreírle a Rivera. Las cosas cambian de manera dramática e irónica y dan un giro radical al pasar de las penurias y los reproches a la protección de los amos de su tierra, por primera y única vez en su vida. En efecto, en ese año el doctor Rafael Puyo y don Gabriel Perdomo Cuenca, consiguen la beca y los medios para que vaya a estudiar a la capital de la república, a la recién creada Normal Superior. De un momento a otro cambia el mundo de Rivera, al presentarse una brusca ruptura con el entorno feudal, con el mundo hostil y voraginoso que vence a la manera de Arturo Cova, para salir por momentos de lo absurdo, forjando de manera crítica la ansiada libertad, regocijándole al tener la oportunidad de caminar por un mundo nuevo, de ahí que el hombre sui generis, descubre de manera fervorosa la hermandad del espíritu de la mano de Pio sabio, quien le hace soltar su torrente verbal para enfrentarlo con alegría a su impulso rítmico. El maestro sabe captar el momento, reconoce al poeta que hay en bruto, lo enfrenta y lo lleva de súbito por nuevos sortilegios, pese a su estoicismo, a su bravura, a las desilusiones y al pésimo carácter del joven Rivera, lo embarca en la aventura de los libros, donde tiene oportunidad de descubrir su verdadera vocación, por lo que empieza a cantar como cantaban los pájaros que le habían costado su dolorosa salida del Santa Librada y le forzaran alejarse del añorado San Mateo hasta embarcarlo en esta nueva experiencia donde da paso con firmeza a su expresión poética, desarrollada con gran calidad, profunda autenticidad y a las generosas expresiones de sus imaginarios y ensueños Ese carácter y esa originalidad pronto lo harán conocido y rápidamente dejarán descubierta su voz de cantor de su entrañable paisaje, acompañado de sus balbuceos tempranearos dedicados a la madre, al padre, a la hermana muerta prematuramente y al consecuente amor, versos en los que aflora un poeta en formación, plenamente consciente de su evolución. A pesar de esa fuerza, aún es un poeta en crecimiento, desconocido en el medio de las letras, sin duda, un audaz plebeyo de soterrados y audaces cantos, pero ya tiene certeza de sus dones y se empeña en cultivar su vocación como quien, embriagado cultiva una rosa. En ese proceso, juega papel importante su profesor Luís Gonzaga, conocido como “Pacifico Coral”, quien lo impulsa, lo guía y pronto lo lleva a compartir con destacadas figuras, como Antonio Gómez Restrepo, Elías Quijano y Miguel Antonio Caro, quienes valoran y se dan cuenta de su sensibilidad, su fuerza creativa, desdoblada una y otra vez en sencillez en el escenario de las dificultades para afrontar y enfrentar el drama que delinean y reflejan el flujo de las escenas, los escenarios, todo ello, con movimientos narrativos continuos, mediante la permanente interacción entre la mente y la realidad, sorprendente y poderoso espectáculo convertido en las fuerzas que alimentan cada uno de sus versos, llevados al sumum de los recuerdos, raíces, tradiciones, vivencias, mediante una estructura previamente concebida, en donde la transición del discurso narrativo, las historias, los asuntos cotidianos y literarios previamente delinaedos, que denotan una enorme agilidad intelectual, a través de una buena autosuficiencia en el manejo de personajes en diferentes perspectivas literarias, psicológicas y rítmicas, derivadas de sus metáforas vigorosas, exóticas, afincadas siempre en los mismos referentes ambientales o en el discurrir de ciertos asuntos, en los que es común cantarle a los potros, al toro, a las palomas, a las indias, a la hermana muerta o al águila, para deleitarse hasta llevarnos a la novelización de las historias, de los discursos políticos y violentos que transmite y denuncia desde de su experiencia voraginosa. Esa es su tarea primaria, es su labor de orfebrería, son las bases de lo que vendrá, pues, el autor sigue labrando de manera espléndida sus ocurrencias hasta culminar los estudios en la Normal, donde adquiere fama de poeta y donde sus compañeros lo llaman La Caña brava del Huila, por su temparemento y agresividad.
Llega a Ibagué, invitado por un amigo, allí hay momentos promisorios, al entregarnos entre otros La mendiga del amor, el único cuento que le conocemos y la Oda a San Mateo, en los que deja ver escritos hechos sobre ocurrencias propias, de buena capacidad observativa, a los que entreteje la humanización, las historias y donde ya deja ver una enorme fusión de sus percepciones internas y externas. Hay en esos sucesos, un hecho muy importante: su primer encuentro con Manuel Antonio Bonilla, con quien entrabaría años más tarde una agria controversia. Y, hay también en esta época, una especie de jugueteo reflexivo, un fragor poético determinado por la insistencia en los sonetos, que señalan distintos dramas o vivencias, aventurado con entusiasmo en el esfuerzo por estereotipar los personajes y los sucesos con un lenguaje sencillo, liviano al que concede grandes y variados escenarios, en donde entrecruza, esboza, muestra el origen de sus cantos e indica el patrón creativo a seguir. Esa pasión por el maceramiento de la palabra enriquecida con sarcasmo, tristezas y alegrías, enlazan de manera sorprendente la finura y desbocadas fuerzas de sus revelaciones, lo que confirma con cada uno de sus vocablos, utilizados en el florecimiento de cada una de sus creaciones, salidas de las aguas de los ríos, de los inhospita selva, de los toros salvajes, de los tigres de fuerzas descomunales o del canto de los pájaros de deslumbradores colores, lo que le permite liberar el peso de sus inquietudes, reconciliarse consigo mismo y perdurar en la memoria familiar y colectiva, lo que se ve en: “Soy un grávido río, Siempre he sido eso: un río que copia paisajes, un río nostálgico que canturrea por la voz del oleaje las canciones de la selva de done vengo, de la entraña selvática donde nací…” (Después versificado por el poeta. Encontrado en 1956 en los papeles de Rivera por Camilo López García)
Puede afirmarse que Rivera en estos años señala su camino, tiene seguridad de su destino literario y lo vuelve una necesidad, razón por la cual inserta al mismo tiempo su nebulosa y mágica lozanía y el asombro de las realidades asociadas al medio hasta trascenderlas y ubicarlas, mediante detalles y alusiones al ámbito universal. De manera que Ibagué es un suelo, una realidad sorprendente, pero su obsesión está dirigida a otros lares, por eso, deja la ciudad querida y vuelve a su natal Neiva, donde lleva a cabo algunas caminatas por sus empolvadas calles hasta el día en que llega a la Escuela de Señoritas, donde dicta una conferencia sobre “La nueva pedagogía y los deberes de los padres de familia”. Eso, parece un acontecimiento sin importancia. Pero no. Las palabras de Rivera no pasan desapercibidas por sus coterráneos, que reaccionan indignados a sus señalamientos; el asunto trasciende, llega a Bogotá por medio del rumor y por la voz de sus adversarios, que acomodan sus planteamientos hasta generar enfrentamientos, explicaciones y contraexplicaciones con don Marco Fidel Suárez. Finalmente las aclaraciones sirven y dejan como resultado un cargo en el Ministerio de Gobierno, lo que le permite ingresar a la Universidad Nacional a estudiar leyes, a los veinticuatro años.
Rivera avanza, se nutre, experimenta y trae a flote nuevos temas hasta conformar Tierra de Promisión, obra en que la emoción sonora suscita revuelos en los círculos intelectuales, al ser considerada la fuerza de sus sonetos verdaderamente revolucionarios, plenos de imágenes personales en las que deja notar su valioso, decisivo y sensible legado creativo, sobre la que le expresa al periodista Roberto Liévano, que comprendía unos 168 sonetos, de los cuales dejaría sólo unos 56 para el poemario y los restantes aparecerán por ahí, en distintas publicaciones, tal como ocurrió, por ser desechados, muchos de estos han sido recuperados por amigos y familiares. La sonoridad de las palabras señalan el legado de resonancias, con versos sencillos y precisos, en donde es evidente la transferencia de sus visiones e ideales, llevados a la tentación, a la observación detallada del medio y a otras ennoblecidas sugestiones, lo que apreciamos en “Por saciar los ardores”:
Por saciar los ardores de mi sangre liviana
y alegre la penumbra del vetusto caney,
un indio malicioso me ha traído una indiana
de senos florecidos, que se llama Caney.

Sueltan sus desnudeces ondas de mejorana;
siempre el rostro me oculta por atávica ley,
y al sentir mis caricias apremiantes, se afana
por clavarme las uñas de rosado carey...

Es claro y además explicable que Rivera esté dedicado a otras obras y así lo deja saber en 1912, cuando señala la culminación de su primer y único drama conocido: Juan Gil, sin embargo en 1921 declara que son ocho los dramas escritos, de los que sólo hay títulos como: Los escarabajos, Las arrepentidas y El virrey, según afirmara después, algunos se perdieron en su Cuaderno de apuntes, pero no le da importancia al asunto, por saberlos de memoria, razón por la cual no deja ver señal de preocupación. No se trata de una peculiaridad ni de una instancia discursiva, sino que, la experiencia le permite infundirle un carácter de misterio y de insólita frescura al suceso, que en otro sería frustración, fatalidad, llevaría además a impacientes y fantasmales búsquedas. Este lamentable acontecimiento sirve para confirmar la versión de Rasch Isla, al señalar la honestidad del poeta, pues en sus conversaciones sobre sus escritos, dice: “Rivera sabía su obra de memoria…” y evidentemente, cuando lleva a cabo la lectura de sus textos para corrección, le hace observaciones o suprime algo, al leerle, el poeta sigue de memoria el curso de la narración. Esto representa y señala el misterio y la leyenda de Rivera, sobre sus escritos, además es señal de una memoria prodigiosa, consciente de ello, tiene una gran confianza y enorme seguridad en sí mismo, tanto que, cree que allí están más seguros que en cualquier otro lugar, pero no cuenta el poeta con la velocidad de los acontecimientos, menos aún prevee asuntos tan impredecibles como la muerte temprana, de ahí que ese fatal acontecimiento nos dejara en la incertidumbre, de saber si tales escritos realmente existieron o no, o que implicaciones pudieron haber tenido, de cualquier manera la alusión a los referidos dramas, nos deja concluir que Rivera llevó una vida llena de proyectos literarios, con personajes salidos de la vida del campo, de la ciudad, de la violencia, de la explotación del cauchero en la selva, del amor, fusionados a la fatalidad y la inmortalidad que deja entrever en:

-¡OH SELVA, esposa del silencio, madre de la soledad y de la neblina! ¿Qué hado maligno me dejó prisionero en tu cárcel verde? Los pabellones de tus ramajes, como inmensa bóveda, siempre están sobre cabeza, entre mi aspiración y el cielo claro, que sólo entreveo cuando tus copas estremecidas mueven su oleaje, a la hora de tus crepúsculos angustiosos. ¿Dónde estará la estrella querida que de tarde pasea las lomas? Aquellos celajes de oro y múrice con que viste el ángel de los ponientes. ¿por qué no tiemblan en tu dombo? ¡Cuántas veces suspiró mi alma adivinando al través de tus laberintos el reflejo del astro que empurpuraba las lejanías, hacia el lado de mi país, donde hay llanuras inolvidables y cumbres de corona blanca, desde cuyos picachos me vi a la altura de las cordilleras! ¿Sobre qué sitio erguirá la luna su apacible faro de plata? ¡Tú me robaste el ensueño del horizonte y sólo tienes para mis ojos la monotonía de tu cenit, por donde pasa el plácido albor, que jamás alumbra las hojarascas de tus senos húmedos...!

Estas claras señales están presentes en toda su obra y salen a flote en el banquete en honor a Víctor Londoño, donde tiene oportunidad de declamar su repertorio, con seguridad y pasión musita, por lo que un comentarista de la época señala: “La arrogancia, la actitud, la facilidad de expresión, el rostro byroniano y el maravilloso arte declamatorio del aeda cautivaron…intensamente la atención de todos y desde entonces entre una lujosa clavería, quedó para siempre consagrado…el poeta de la fronda insondable, rebosante de pájaros y tierras”.

En el contexto de los sonetos está claramente definida la temática, el verbalismo y los valores literarios que tienen mucho que ver con el influjo del ambiente vigoroso y las emociones que le nutren el alma, lo que explica de cierta forma su estado de ánimo, por lo que se puede decir que hay allí realidades extraordinarias exteriorizadas de manera sutil, vibrante y apasionada, de manera secuencial, lo que quiere decir, que la palabra de Rivera concibe y lleva a cabo diversos testimonios, como lo afirma cuando le dice al periodista Roberto Liévano, que: “La idea de Tierra de Promisión surgió al ver un toro horadar la tierra…” No es de extrañar que el poeta mantega los vínculos con su tierra y escriba a sus amigos como en el caso de Matías Silva, a quien elogia su producción literaria. Tampoco debe extrañar que cuando está a punto de culminar su carrera, emprenda su viaje al llano, con el fin de asimilar suficientes conocimientos sobre su obra futura, asunto sobre el que hace permanente referencia. Cada uno de estos sucesos son decisivos en la vida del escritor, que se esfuerza por darle un mejor horizonte a su azarosa vida. Los problemas que le preocupan o las ilusiones devienen de múltiples pluralidades, convertidos a la sasón en interrogantes que no dan espacio a las rupturas, razón por la cual deja ver una visión pluralista en un medio entretejido por la tradición de la palabra efímera, no obstante, se ilusiona con los suyos, fundamentado en la tradición de volver de manera idealista a su medio, en donde encuentra un mundo dominado por ideas superficiales. Esos sueños se derrumban rápidamente por los sotanazos como él lo llama, de monseñor Esteban Rojas, quien lo saca del escenario político regional con el famoso telegrama de abril 27 de 1917, en donde señala: “Señores doctores José Ignacio Fernández, presidente, doctor José Eustasio Rivera, Neiva; general don Alejandro Villoria, Neiva. Con la mira de obtener completa unión en los católicos, suplico a ustedes me digan se estarían dispuestos a renunciar a sus candidaturas para representantes, con ese mismo fin. Esperando una pronta respuesta, me repito Afmo, servidor, ESTEBAN, obispo”.
Es claro que el perfil fuerte, de carácter agresivo y espíritu revestido de sobria elegancia no encaja en los suyos. No pasa desapercibido. Los suyos no saben reaccionar frente a un espíritu extraordinariamente impetuoso, un alma apasionada y avasalladora como un torbellino, plena de versos, ritmos e ideas políticas, capaz de descubrir los elementos ostigantes a la Nación, ciegos a los ojos de la titubeante dirigencia, que le niega en lo local y en lo nacional los espacios necesarios para construir en lo sensible y en lo social, por eso, no extraña que cada vez que intente estudiar trabajar y participar en política se den reacciones antinaturalista hacia él, prueba de ello, son los distintos y dolorosos incidentes a que se ve abocado, sin duda, de perfecta y absurda inmoralidad, inmoralidad del medio intolerante, inmoralidad intimidante y egoísta que logra mediante falsos discursos provocar rechazos indevidos, de ahí, que no extrañe que consciente del habitual proceder, el escritor recurra a las tormentosas alucinaciones e ilusiones de Cova para descargar sus reproches sobre una dirigencia, incapaz de distinguir entre la grandeza del hombre que se pasea con decisión entre las ironías y la mediocridad del hombre.
Esto me lleva las emociones que suscita la experiencia de la vida de Rivera, registrada de manera magistral e inteligente en sus personajes, a través de una extraordinaria perceptiva literaria que exterioriza sus pensamientos y construye mundos que llenan de pánico a artificiosos y ridículos mecenas, de ahí, que su obra sea la pesadilla que señala la carnicería y la violencia oculta que pone en vilo a quienes se negaron a ver los efectos de una sociedad en descomposición, por lo mismo, en su novela no anda con rodeos al señalar que el protagonista y narrador principal, Artuvo Cova, desde el inicio de la obra, enfrenta múltiples dificultades que va contando en medio de progresivas crisis mentales. Cova se ve obligado a huir de Bogotá por una aventura amorosa con Alicia, la que según, el deseo de los padres, debía casarse por conveniencia. Después, fue despachada por la familia. “Luego, cuando la arrojaron del seno de su familia y el juez le declaró a mi abogado que me hundiría en la cárcel, le dije una noche en su escondite, resueltamente: ¿Cómo podría desampararte? ¡Huyamos! Toma mi suerte, pero dame el amor ¡Y huimos!
Aquella noche, la primera de Casanare, tuve por confidente al insomnio”.
A partir de aquí hay un gran dramatismo, en donde se evidencia la fragilidad del hombre en su enfrentamiento con la naturaleza hostil, lo que lo conduce a una lucha sin cuartel de la que sale mal librado al cabo de unos siete meses, tiempo durante el cual ocurren dieciséis crímenes, catorce muertes por otras causas y un sinnúmero de personas desaparecen en medio de incendios, animales feroces, lluvias y una selva intolerante y confusa para quienes osan desafiarle sus entrañas.

Es una evasión voluntaria, con un Cova rechazado, ambiguo y contradictorio, que encarna el modo de ser y las reacciones de su creador; que cuenta una extraordinaria y apasionante historia de amores, explotación, esclavitud y asesinatos, y una compleja relación del hombre con la naturaleza a comienzos del siglo XX, en lo profundo de la selva amazónica que culmina con la frase final de la obra ¡los devoró la selva! Rivera se encarna en su personaje, el Cova que habla es el Rivera que reprocha a quienes lo han degradado, lo que hace con seguridad y convicción, porque presupone contar sucesos ocurridos en su vida, entre ellos los distintos rechazos de que fue objeto. A los doce años fue expulsado del Colegio Nacional Santa Librada de Neiva. A los 14 años, los hermanos Moristas del seminario de Elías, (Huila) tampoco lo soportaron; más tarde dice Rivera: “Me barrieron de un Sotanazo”, al referirse a la objeción que hiciera monseñor Esteban Rojas a su nombre, cuando le ofrecieron una curul en la Cámara de Representantes.

Cova entra, a través de sus disquisiciones y sueños, en un mundo fantástico, en ambientes desconocidos, en conflictos con sucesos “realizados” e “irrealizables”; es lo que le pasa en su sueño de “La Maporita” con su guía, don Rafo. El horror que es la selva, es a la vez símbolo de una sociedad descompuesta, en permanente pugna de frente a los ojos del lector, donde se engaña con falsas promesas, incluso por parte de los mismos gobernantes, lo que trae como consecuencia un total abandono y barbarie del Estado, lo que refleja desconocimiento del mundo selvático, donde el paisaje ha sido descrito delicada y minuciosamente en el diario de Cova que es lo mismo que decir Rivera; en donde los peligros, al contrario de lo que pareciera, no provienen sólo de animales como tigres, serpientes y demás alimañas, sino del propio hombre y los insectos que producen fiebres, las hormigas carnívoras que devoran rápido a la víctima, los caimanes, peces feroces y la desorientación en ese mundo espantoso y confuso: la selva. “No, compañero, ni se lo sueñe. Quizás algunos podrían marcharse, pero pagando, y no tienen medios. No saben el por dónde; el cómo, ni el cuándo. “Mañana mismo” ¡Ese es un adverbio que suena bien! ¿Y el saldo, y la embarcación, y el camino y las guarniciones?. Salir de aquí por quedar allá, no es negocio que pague los gastos, muy menos hoy que los intereses sólo se abonan a látigo y sangre”.

Cova es fuerte y frágil, su forma de pensar y actuar dejan ver un hombre en permanente conflicto, pero de una característica especial, sueña a quedarse a vivir en medio de la furia de la natura. Montserrat Ordóñez, señala: “La forma como Arturo Cova describe su permanencia en el bohío y sus relaciones con los indígenas no deja duda sobre su mentalidad de arrogante conquistador, ciego a lo que no sea su propia cultura. Como en las mejores crónicas de la conquista, lo que revela sobre sí mismo es mucho más significativo de lo que capta y puede revelar sobre el otro. A este otro, Cova se le acerca cargado de prejuicios y se alejará sin haber cambiado ni aprendido nada. Su ganancia es la del conquistador: logra deslumbrarlos y engañarlos, probándose a sí mismo, de esta manera, la exactitud de lo que para él son juicios y no prejuicios. Su visión es parcial, incompleta, deformada, pero se presenta en la obra como la voz de la justicia y de la verdad...” Manual de literatura colombiana. T. I. p. 476.
La selva es el elemento fundamental de la obra, a la que Rivera le da vida y la convierte en un ser dinámico y victorioso, cómplice del hombre, al que encubre en sus entrañas, refugiándolo, para protegerlo de los crímenes, pasiones, robos y cuanta crueldad se presenta en el destino trágico de cada uno de los protagonistas; lugar donde los personajes cumplen una peregrinación trágica a través del medio que los domina: la naturaleza que devora al hombre. La trama psicológica es tratada en forma paralela; en la primera parte de la obra sobresale el manejo psicológico, y en la segunda, la trama telúrica, lo que se aprecia en: El primer punto de contacto ocurre en los llanos, eso es predominio psicológico; el segundo punto de encuentro se da en la selva; eso es predominio telúrico. Esto significa que en los llanos hay condiciones de vida, la naturaleza está en permanente conflicto con el hombre, sin embargo allí se dan condiciones de vida, surge toda clase pasión y deja abierta potenciales creativos de la psiquis humana. En contraste, la selva es un ambiente hostil donde es difícil, casi imposible de sobrevivir; la selva se vuelve agresiva con el hombre, al punto de colocarlo al borde del exterminio para terminar transformándolo. El paisaje, la naturaleza, son autónomos, y acaban por imponérsele al hombre. Así, la selva es antropomorfa y mítico–maligna, lo que expresa Rivera en: “Selva profética – ¿Cuándo habrá de cumplirse lo prometido”?.
La Vorágine tiene movimientos y estructura de novela triangular, expresada de manera lírica, el autor rehace el camino, los interrogantes y visualiza cada una de las partes, de tal modo que van precedida de una obertura dedicada a los tres temas básicos de la obra: El amor, representado en (Arturo Cova – Alicia), La naturaleza, en donde la realidad deviene en los mundos conflictivos (infierno – selva) y la explotación de los caucheros, acontecimiento realista (explotadores y esclavos). Otros elementos como: la cordillera, los llanos y la selva corresponden, en su orden, al paraíso, purgatorio e infierno, aspectos que tienen sentidos muy sugestivos, reflexivos y emotivos de nuestra identidad cultural.
En la medida en que Rivera se introduce en la obra y en la selva, al narrar en primera persona, refuerza la teoría de las vivencias que le sirve para reencarnar a Arturo Cova, lo que está expreso en el comportamiento de sus compañeros de aventura: Clemente Silva, El Pipa, Helí Mesa, Alicia y Ramiro Estévez, quienes viven esta dura experiencia, por lo mismo La Vorágine, lo que hace es trasladar la descomposición de un lugar a otro, pretexto con el cual el autor da a conocer y denuncia una serie de hechos, llevados a cabo por extranjeros en su propio territorio, lo que hacía que los nativos fueran extraños en su propia patria. Esa descomposición social, esos imaginarios espacio-temporales quedan al descubierto cuando mexpresa: “¡YO HE SIDO cauchero, yo soy cauchero! Viví entre fangosos rebalses, en la soledad de las montañas, con mi cuadrilla de hombres palúdicos, picando la corteza de unos árboles que tienen sangre blanca, como los dioses.
A mil leguas del hogar donde nací, maldije los recuerdosd porque todos son tristes: ¡el de los padres, que envejecieron en la pobreza, esperando apoyo del hijo ausente; el de las hermanas, de belleza núbil, que sonríen a las decepciones, sin que la fortuna mude el ceño, sin que el hermano les lleve el oro restaurador!
¡A menudo, al clavar la hachuela en el tronco vivo sentí deseos de descargarla contra mi propia mano, que tocó las monedas sin atraparlas; mano desventurada que no produce, que no roba, que no redime, y ha vacilado en libertarme de la vida! ¡Y pensar que tantas gentes en esta selva están soportando igual dolor!
¿Quién estableció el desequilibrio entre la realidad y el alma incalmable! ¿Para qué nos dieron alas en el vacío? ¡nuestra madrastra fue la pobreza; nuestro tirano, la aspiración! Por mirar la altura tropezábamos en la tierra; por atender al vientre misérrimo fracasamos en el espíritu…

UNA VIDA AZAROSA

EL AUTOR DE LA VORÁGINE, FUERTE Y TEMPERAMENTAL FUE LLAMADO POR SUS COMPAÑEROS DE LA NORMAL LA CAÑA BRAVA DEL HUIILA. SOBRE LOS ESCRITORES COLOMBIANOS DIJO: “NUESTROS PROSISTAS SON CASI TODOS ARTICULISTAS, INCAPACES DE IMAGINAR UN PERSONAJE Y SOSTENERLO MÁS ALLÁ DE LA DÉCIMA PÁGINA. LES FALTA EL DON CREADOR”.

JOSÉ EUSTASIO RIVERA SALAS. Nació el 19 de febrero de 1888, en la antigua calle de El Chorro, más tarde, calle del Camellón de los Almendros, hoy calle 8, entre carreras 7° y 8°, donde quedan actualmente las instalaciones del DAS, en la ciudad de Neiva.

En la partida de bautismo se lee: En Neiva a veintiséis de febrero de mil ochocientos ochenta y ocho, bauticé solemnemente a un niño de ocho días de nacido, a quien llamé José Eustacio, hijo legitimo de los señores Eustacio Rivera y Catalina Salas, vecinos; abuelos paternos Victoriano (Rivera) y Rita Escobar, maternos, Leonor Salas. Fueron padrinos los señores Pedro Rivera y Valentina Salazar, a quienes advertí lo necesario. Doy fe. Marcelino Toro Z.

En la página 20 del libro de Bautismo, bajo el número 23.

La familia Rivera se radica en el campo en Aguacaliente, cerca del caserío de San Mateo, hoy municipio de Rivera hacia 1890, razón por la que el joven pasa su niñez y parte de la juventud en el campo donde disfruta la naturaleza y aprende las labores del campo.
En febrero de 1900 fue matriculado en el Colegio Nacional Santa Librada de Neiva, a cargo de su tío Napoleón, quien lo sorprendió un día por fuera del establecimiento educativo cazando pájaros, razón por la cual lo castiga fuertemente con férula y violento golpes, al punto de arrojarlo contra los pupitres y someterlo a encierro. Al ser informada la familia, acude a su rescate y lo encuentre con el rostro amoratado, las manos sangrantes y despedido del Colegio. Esta tragedia le costo volver al campo y dos años de trabajo forzoso.

A finales del siglo XIX y comienzos del XX el país estaba en guerra, para ponerle fin al conflicto se protocolizaron los tratados de Nerlandia (octubre de 1902), el firmado a bordo del Wisconsin (noviembre de 1902) y el de Chinácota del mismo mes. Al finalizar el conflicto la madre de Rivera lo matricula interno en el colegio de San Luís Gonzaga de la Mesa de Elías, (Huila) fundado por el obispo Esteban Rojas y dirigido por los Hermanos Maristas. Allí conoce a su pariente Julián Motta Salas. Rivera buen conversador, imaginativo y exagerado cuenta con pelos y señales asuntos de la vida sexual que dejan a sus compañeros sorprendidos. Las confidencias de tales experiencias llegan a oídos de los superiores, quienes proceden a sermonearle y amenazarle hasta que deciden cancelar su matricula. En 1904, a los dieciséis años los padres lo sacan una vez más de las labores del campo, consiguen la forma de que trabaje en Neiva y logran que ingrese a la gobernación como portero – escribiente, de donde sale al ser objeto de burlas que no soportó.

A comienzos de 1906 con el apoyo de don Rafael Puyo y Gabriel Perdomo Cuenca, obtuvo una beca para la recién creada Escuela Normal de Bogotá, donde inicia el segundo año el 9 de febrero, allí es inducido por el hermano Juan, rector de la Normal a leer el Quijote, en ese lugar, en 1906, escribe los versos a la madre, doña Catalina.

¡Madre del corazón! Vayan mis torres
a decir con ansia lo que anhelo.
Soy por la ausencia que tu amor me roba
ola lejos del mar, astro sin cielo…

Estas líneas dejan ver un escritor en gestación, y, señalan su camino a la literatura llevado de la mano del hermano Luís Gonzaga, conocido como “Pacífico Coral”, quien le suministra importantes antologías, le aconseja y le hace observaciones sobre el oficio de escribir. En la Normal Rivera coge fama de poeta y es llamado por su espíritu rebelde y temperamental “la caña brava del Huila”. En las vacaciones de 1907 en Neiva escribe el poema amoroso Gloria, de esa misma época es Águila Andina, publicado por Adolfo León Gómez, en el periódico Sur América. En 1907 de mano del hermano Luís Gonzaga está en la sala de espera de Antonio Gómez Restrepo y posteriormente en casa de don Miguel Antonio Caro, quien le escucha leer Tocando Diana, en donde expresa:

Trémulo y sudoroso en la pendiente
que ver la pampa ensangrentada deja,
hay un corcel herido gravemente,
que clava el ojo túrbido y doliente
en la legión vencida que se aleja.

Él devoraba raudo la vereda
do a herido vino el proyectil insano
y, envuelto entre el crespón de la humareda,
abandonado sin piedad se queda
relinchando afanoso, pero en vano.

En las abiertas plantas se sostiene
y vacila; son tantas sus lesiones…
el temblor de la cola no detiene
y honda herida en el pecho abierta tiene
que arroja sangre hirviente a borbotones…

Deslumbrado Caro, por la voz del poeta, le dice: “No publique esos versos en periódicos sueltos; hágase conocer con su obra completa y reserve sus mejores composiciones…”, a la cita también concurre el maestro Elías Quijano. En 1908 participa en el concurso literario de los Juegos Florales de Tunja donde gana el 6 de agosto con el Mirlo viudo. En septiembre de ese año El Pregonero de Bogotá publica Ante el ara, dedicado al presbítero Pedro P. García y el 26 de noviembre se gradúa en la Normal. En 1909 inicia el nuevo plan de estudios de un año para especialización en pedagogía en la Escuela Normal. Lidera y arenga a sus compañeros de estudios en las protesta contra el general Reyes por su empeño en la aprobación del tratado Cortés-Root-Cortés-Arosemena.

Por razones de salud en 1909 suspende los estudios de la Normal, se traslada a Ibagué por invitación de su amigo Álvaro Valenzuela quien le sugiere trabajar en el sistema educativo del Tolima. El general Leonidas Cárdenas Secretario de Educación del Tolima atiende su solicitud y el gobernador Luís Umaña López lo nombra Inspector Escolar. El sábado 6 de noviembre muere su hermana Inés de sólo diecisiete años, a la que canta en DIVA, O LA VIRGEN MUERTA:

¡Oh, mi pálida muerta! ¡Sensitiva del campo
que el agua sol de la vida marchitó con su lampo!
Yo sufría al verla enferma y, lanzándome afuera,
sollozaba donde ella mi dolor no sintiera:
mas callaba al bañarme su mirada indecisa,
y forzaba mis labios a hospedar la sonrisa…

El 10 de enero de 1910 escribe carta de reproche a la amada no identificada por su silencio y por no hacerse presente en los funerales de su hermana. Con motivo de las fiestas centenarias de Ibagué, se organizan unos Juegos Florales que incluye un concurso literario en el que participa Rivera y gana Manuel Antonio Bonilla. El texto de Rivera es Oda a España, más tarde el poeta se lo envía a don Miguel de Unamuno, fue publicado en septiembre de 1910 en el Tropical de Ibagué.

El Nuevo Tiempo Literario de Bogotá, publica en 1911 La emoción trágica en el teatro, dedicado a su profesor “Pacífico Coral”, en donde dice:

“Lejos estamos de los tiempos de Esquilo, cuando con el espanto de sus tragedias abortaban las mujeres y morían los niños. En nuestra época no surgirá tal vez un escritor que sepa despertar emociones semejantes. La tragedia y el drama de hoy son más humanos, se cabe, y tienen casi siempre su origen en los conflictos del corazón que ama, que se encela, se ve engañado y quiere vengarse. El dolor de Hamlet no se ha escrito sino una vez. El rey Lear, Macbeth, Fausto, María Estuardo y César no resucitan todos los días sus espantosos conflictos. En cambio, Otelo está entre nosotros perennemente…”

Posteriormente da a conocer su único cuento La mendiga del amor, publicado en la revista Tolima de Ibagué en 1911, en donde expresa:

“Ni una sola vez doblé la esquina de mi callejuela sin hallarla sentada al pie del paredón sucio, los ojos húmedos y las manos vacías.
Era una mendiga joven y contrecha. El cabello desgreñado caía sobre una frente angosta cuya piel desteñida no guardaba ni la más leve huella de serenidad; sus labios jamás tuvieron un color de vida que contrastara con la marchitez de las mejillas, por donde habían, resbalado las lágrimas de todos los desdenes y de todas las hambres estacionarias; sólo sus grandes ojos agradaban por una expresión vivísima en que se mostraba una alma aguijoneada por la necesidad.
Rara vez dejaba su rincón para ir a mendigar en calles más transitadas, e invariablemente se la hallaba en el mismo lugar al caer la noche. Cierto día el poeta oyó esta explicación:

-Yo no le doy limosna – me decía una vez una vecina – porque ella voluntariamente ha renunciado al amparo del Hospital…”

En julio del año citado recibe los primeros informes sobre la situación en el Caquetá y Putumayo de parte de don Custodio Morales, vecino de Neiva, quien le cuenta entre otros el incidente armado entre la guarnición colombiana en La Pedrera, sobre la margen derecha del río Caquetá, y tropas peruanas en cuatro cañoneras blindadas, comandas por el general Oscar R. Benavides, que en tres días de combates (10 al 12 de julio) desalojan a los colombianos. A fines de este año sale de Ibagué. De regreso a Neiva, en la Escuela de señoritas pronuncia un discurso sobre La nueva pedagogía y los deberes de los padres de familia. Del polémico discurso fue informado don Marco Fidel Suárez, quien lo cita de inmediato y lo recrimina, asunto que enoja a Rivera, por considerar la información mal intencionada, el incidente fue aclarado y el poeta puede empezar labores en el Ministerio de Gobierno, lo que le facilita sus deseos de estudiar leyes, carrera que inicia a los 24 años en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional.

En Bogotá se sabe que para 1912 ha terminado su primer drama. En abril de 1918 declara que en su repertorio hay ocho dramas pero que sólo uno de ellos ha transcrito, se refiere a Juan Gil. Otras obras que menciona en 1921 son: Los escarabajos, Las arrepentidas y El virrey, según algunos investigadores estas se perdieron al desaparecer el cuaderno donde las tenía después de su regreso del viaje a Orocué, sobre lo que el poeta dice que esa perdida no lo afecta mucho porque se las sabe de memoria. Gran parte de su obra poética la lee en un banquete en honor a Víctor Londoño en una tarde de julio en un lugar llamado “Cuna de Venus”, donde de acuerdo con un comentarista: “La arrogancia, la actitud, la facilidad de expresión, el rostro byroniano y el maravilloso arte declamatorio del aeda cautivaron…intensamente la atención de todos y desde entonces, entre una lujosa clavelería, quedó para siempre consagrado…el poeta de la fronda insondable, rebosante de pájaros y fieras”. Cita de don Eduardo Neale Silva – Horizonte Humano.

La carta a Matías Silva, tiene fecha 11 de septiembre de 1912, fue publicada en 1962 en la revista Huila de Neiva, allí expresa:

“Tengo muchísimo gusto en hacer conocer del público tus reputadas joyas intelectuales, y espero que me las enviarás a primera oportunidad. Te felicito sinceramente por la noticia de que has vuelto a cultivar tu talento y a tener con las musas una relación frecuente. Es mucha gracia poder conservar el fuego sacro del arte en estas tierras en donde uno pasa la vida sin estímulo, sin una frase de aliento, y a menudo sin ser comprendido. El arte necesita de la comunidad de espíritus delicados, y en donde uno tiene que ser el compañero de sí mismo, prueba hasta la evidencia su vocación para el más bello de los sacerdocios ¿verdad?...”

Para conmemorar el centenario de la muerte de Antonio Ricaurte, en 1914 escribe la Oda a San Mateo, publicada en El Liberal Ilustrado y en la revista Popayán en octubre del mismo año. En 1915 se dedica a la universidad, a las lecturas de poemas en voz alta con Julián Motta Salas en los alrededores de los cerros Monserrate y Guadalupe. Tiene serias preocupaciones por el asesinato el 15 de octubre del general Rafael Uribe Uribe y sobre el acuerdo concertado entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos (Thompson-Urrutia) sobre la separación de Panamá.
A comienzos de 1916 antes de iniciar el último año de carrera, viaja por primera vez a los llanos, visita Villavicencio, Chipaque, Cáqueza, Monte Redondo y Buena Vista; realiza excursiones de caza, pesca y conocimiento de la flora y la fauna, experiencia que cuenta en carta de doce páginas a sus amigos Elías Quijano y Guillermo Arana. De regreso a los estudios comienza a escribir la tesis “Liquidación de las herencias”. De este periodo es La paloma torcaz. El 20 de febrero de 1916, publica la crónica Impresiones de los llanos: Cacería de zainos, en el suplemento literario La Patria. Posteriormente la carta a Elías Quijano y Guillermo Arana, donde revela sus impresiones sobre los llanos, está fechada el 22 de febrero y fue publicada en la revista Huila en el número de enero – agosto de 1985. En la misma expresa:

“Imposible relatarles ahora todo lo que experimenté en aquellas soledades agobiantes, melancólicas, y fuera de ser infinitas y monótonas por lo imponentes. Desde que el viajero remonta el último estribo de la cordillera oriental, ya al descender a Villavicencio, presiente la enormidad del paisaje hasta en el aire que respira, pues como a Heredia, le acontece que a través de las distancias inconmensurables absorbe su nariz el olor penetrante de las resinas y de los pajonales onduladores; de repente al sesgar una quiebra, halla la inmensidad ante sus ojos, vasta, colosal, infinita…”

El 5 de marzo de ese año publica en el suplemento literario La patria, el artículo titulado Enrique Ibsen, en donde señala:

“Ibsen reconocía la influencia que tiene la naturaleza de un país en la imaginación de los escritores, pero a pesar de que vivió varios años en Roma, jamás puso en sus obras fisonomías meridionales. Torwaldo, Sollnes, el viejo Werlée son seres de cutis sanguíneo y pobladas patillas, que fuman pipa y tienen en sus ademanes el sello peculiar de la raza del norte; y Nora y Edda Gabler aparecen llenas de hastío, vacías del cumplimiento de sus deberes, son espíritu de neurosis que llevan el fanatismo colgado al cuello bajo apariencias diversas…”

En febrero de 1917 culmina la tesis Liquidación de las herencias, un trabajo de mediana extensión, conformado por dieciséis capítulos y dividido en cuatro partes, publicado por la editorial La República, en un texto de 81 páginas. El 3 de marzo se gradúa acompañado de amigos, literatos y ex compañeros de la Normal. Concluido el evento y después de muchas reflexiones nace Loco gasté mi juventud, en donde hace una seria reflexión sobre su vida:

“Loco gasté mi juventud lozana
en subir a la cumbre prometida,
y hoy que llego, diviso la salida
del sol tras otra cumbre más lejana.
Aquí donde la gloria se engalana
hallo sólo una bruma desteñida,
y me siento a llorar porque mi vida
ni el pasado fue, ni del mañana.

¡No haber amado! ¡Coronar la altura,
y ver que se engañaba mi locura!
El verde gajo que laurel se nombra

ya de mis sienes abatidas rueda,
y aunque el sol busco aún, sólo me queda
tiempo para bajar hacia la sombra…”

En abril se encuentra en Neiva, donde contempla con algunos miembros del directorio conservador la posibilidad de aspirar a una curul para la Cámara baja, con la seguridad de contar con el apoyo necesario de los dirigentes más importantes. Sus ilusiones sobre esta aspiración fueron derrumbadas a través de un telegrama del obispo de Garzón Esteban Rojas, quien con el pretexto de mantener la unidad católica del departamento, pide que quiten el nombre de Rivera de esa lista de aspirante. En el telegrama manifiesta:

“Garzón, abril 27 de 1917. Señores doctores José Ignacio Fernández, presidente, doctor José Eustasio Rivera, Neiva; general don Alejando Villoria, Neiva. Con la mira de obtener completa unión en los católicos, suplico a ustedes me digan si estarían dispuestos a renunciar a sus candidaturas para representantes, con ese mismo fin. Esperando una pronta respuesta, me repito Afmo, servidor, ESTEBAN, obispo”.

Al conocer el texto del obispo, Rivera vuelve desilusionado a Bogotá a principios de mayo desde donde le contesta en los siguientes términos:
“Bogotá, 2 de mayo de 1917. Ilustrísimo Obispo Garzón. Candidatura a que refiérese su telegrama del 27 de abril ofreciéronmela espontáneamente. Acepto lo que junta popular resuelva. No creo producir discordia entre católicos, pues también lo soy. Atento servidor. RIVERA”
.
A las preguntas de los amigos sobre el particular, contestó:
-Me barrieron de un sotanazo.

En 1918 su amigo Jorge Ricardo Vejarano lo visita en compañía de José Nieto, natural de Santa Rosa de Viterbo (Boyacá) quien había llegado a Orocué en 1910 y había adquirido grandes propiedades. Nieto solicita los servicios de Rivera para llevar un pleito contra los sucesores de don Ramón Oropeza por los hatos “Mata de Vaquero y “Mata de Palma”, (Hato Grande en la Vorágine), heredadas por don Jacinto Estévez, cuñado de Ramón. Muerto Estévez sus parientes entran a reclamar los bienes. Por este asunto Rivera viaja a Casanare. Antes de emprender el viaje va a visitar a su amigo Luís Eduardo Nieto Caballero, quien organiza una cena de despedida el 10 de abril de 1918, a la que asiste un número importante de amigos: Miguel Rasch Isla, Raimundo Rivas, Manrique Terán, Luís López de Mesa, Gustavo Santos, Torres Pinzón, Luís Alzate Noreña, Luís Cano y los hermanos Nieto Caballero, entre otros. El periodista Roberto Liévano aprovecha la reunión para hacerla una importante entrevista que es publicada en El Gráfico el 20 de abril.

A la pregunta del periodista: ¿Ya para entonces preparaba Tierra de Promisión?
A lo que Rivera responde: - Sí. La idea de ese poema la había concebido en años anteriores, en el Tolima, durante el curso de un viaje. La visión de un toro que sobre una peña atalayaba la llanura, fue la impresión primordial. Inmediatamente vi., interiormente, el conjunto de mi obra. …Estará divido en tres partes: La selva, La llanura y Las cumbres.
La siguiente pregunta del periodista es: ¿Cuántos sonetos integran la obra?
Rivera responde: - Hasta ahora tengo listos ciento sesenta y ocho, pero al recogerlos algún día en tomo sólo publicaré una centena. Acaso puedan aparecer demasiados…
Rivera llega a los llanos de Casanare en mayo de 1918 y permanece allí hasta 1920. Entrega cartas de presentación al señor Luís F. Rincón Castro, Juez del Circuito. Estos hechos le permiten conocer de fondo las historias y los personajes que alimentan su obra: Luís Franco Zapata (Arturo Cova), Alicia (Alicia Hernández Carranza), Julio Barrera Malo (Narciso Barrera), Narcisa Sabá de Barrera (Zoraida Ayram), a esto suma otras historias y sus andanzas por el Caquetá, Putumayo, Vichada entre ríos y caseríos. Presenta manifestaciones de su dolencia, sufre un ataque y queda inconsciente. En las citas de don Luís que hace Eduardo Neale Silva se lee: “En ocasiones le sobrevenían fuertes dolores de cabeza que le obligaban a matar las horas, y a veces los días…entonces acudían a sus labios tristes reflexiones y en especial una frase que a muchos pareció un reniego: vanitas vanitatis. En esos días Alicia extremaba sus atenciones…Es de suponer que este mal era el mismo que se había acusado en su vida en 1909 cuando tuvo que abandonar sus estudios normalistas…Algo le ocurría… estando de caza cerca de Orocué tuvo una especie de ataque que le hizo perder el sentido…”Andábamos solos – explica don Luís – y casi me muero por cargar con tamaño hombre, y sin tener agua que darle…Se le puso la cara casi negra y le dolía mucho la cabeza. . Al llegar a casa ya él me había suplicado que a nadie le contase lo que había ocurrido, y así lo vengo cumpliendo hasta hoy”.

Rivera sale de Orocué a fines de 1919 y va a vivir en Sogamoso a comienzos de 1920. El viaje lo hace a través del río Cravo, después de pasar por algunos hatos llega a la laguna de Tota. El pleito es trasladado a Santa Rosa por orden del Ministerio de Gobierno, quien lo deja a órdenes del señor Daniel Hernández.

En 1920 el señor Gabriel Camargo Pérez, registra en un artículo la forma en que llega Rivera a Sogamoso: “Un día cualquiera Solita sintió el casqueteo fuerte de tres caballos que demoraban fuera. Acababan de llegar unos viajeros de Támara. Eran don Benjamín Perdomo, su señorita hija y un caballero desconocido…Enseguida muchos saludos y generosidades. Después esta pregunta indiscreta, pero ansiosa, de doña Soledad, que quería saber de un pleito cuantioso adelantado por su hermano…- “Y ese viejo José Eutasio, ¿todavía molesta tanto a mi hermano Manuel? - Ese viejo soy yo – respondió el desconocido, que no era otro distinto al joven abogado José Eustasio Rivera… Vuelve a enfermar y es llevado a recuperación a casa de doña Soledad, que lo atiende en compañía de la enfermera Paz Rodríguez, conoce amigos entre ello a Ursulita Reyes y la familia de don Lisandro Durán…” Cita de Eduardo Neale Silva.