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"El poeta y el escritor es un fingidor..."
Domingo 24 de Enero de 2010 01:18
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"Estamos, pues, enfrentados a Rivera. Y, sin embargo, la lucha no es con él ni contra él...". Gustavo Andrade Rivera.
Félix Ramiro Lozada, es un consagrado académico, que ha dedicado gran parte de su vida a escribir sobre los hombres y mujeres que han hecho literatura en el Huila y el país.
Ahora nos sorprende con una necesaria y juiciosa publicación: 'Literatura Colombiana, desarrollo Histórico'. Son 914 páginas en las que los huilenses podrán divertirse conociendo lo que ha sido la literatura en nuestro país desde la época de la colonia.
Es Licenciado en Lingüística y Literatura. Dentro de sus obras publicadas se encuentran Labor de Luna, 1988; Hoja de Viento, 1990; La Carga de la Nostalgia, 1993; Imágenes en Reposo, 1998; Historias, Mitos y Leyendas Colombianos, 1999, entre otros.
En el libro hay personas que usted no conoció, otras que conoció, y otras que aunque vivas, quizá no les interesará conocerlo. ¿Por qué escribir la historia de la literatura colombiana?
Félix Ramiro Lozada: No cabe dudas, que al hacer un estudio sobre el desarrollo histórico de la literatura colombiana, busqué un punto de partida y una visión diferente a lo que se había desarrollado antes en el país. Pese a todas las apariencias e interpretaciones que se le dé al libro, he realizado un ensayo, cuyo punto de partida es: Historia de la Literatura en Nueva Granada, el libro de José María Vergara y Vergara, que recopila el desarrollo de la literatura de la Nueva Granada de 1538 a 1820. Inicialmente y así se vio, la primera edición era más una contribución a la bibliografía literaria de Colombia, hoy forma parte de un orbe más complejo y rico de la literatura, en el sentido de que abarca el desarrollo literario de nuestro país desde la época prehispánica hasta hoy; por lo mismo, están registrados los distintos movimientos literarios que se han dado, con sus representantes más destacados, de tal suerte que la tarea ha sido re-construir de manera sencilla, amena, ordinaria, si se quiere, con artificio y consideración, sobre la palabra que nos legaron desde nuestros indígenas hasta los hombres que construyen la nueva literatura en la patria.
He escrito la obra llevado por un noble propósito literario y también por la necesidad de llenar un vacío creado a lo largo de décadas, asumiendo que la visión de cada escritor sobre sus actividades es sesgada y arbitraria; sin embargo, hablo de escritores que no conocí por razones obvias, pero que he estudiado, lógico, en tiempo más cercano, hay algunos que conozco más que otros, debido a que he trabajado más sus obras o han trascendido más, pero igual, cuando se trata de hacer un estudio de estos, hay que leerlos a todo por igual, porque es la única forma de poder hablar sobre la obra para asumir un punto de vista sobre la misma. Quizás, lo que he pretendido al escribir, es alterar o enriquecer la materia y recrearla poéticamente para moldearla a mi manera, un trabajo en el que he contado con la complicidad de mi esposa que tiene ojos de águila, es reflexiva, paciente y audaz y, lógico ahí está el maravilloso impulso de los hijos.
¿Es muy difícil escribir una historia así, con tantos escritores?
FRL: Es sumamente complejo, porque allí van de la mano el cuento, la poesía y la novela de manera insoslayable. Por supuesto asumí la escritura del texto con total libertad, me he tomado el tiempo necesario para desarrollarlo, consciente de que nunca lo terminaré porque permanentemente surgen nuevas voces, lo que sin duda me da la posibilidad de trabajarlas. De hecho, partir de los orígenes y meterme en otras búsquedas es lo que me entusiasma al contrastar estilos, formas de narración, los deleites o las aventuras para abordar una sugestiva aventura textual, de manera que nada escapa; porque es de suponer que en el proceso histórico-literario de un país todo es lenguaje, todo es palabra, las palabras que quiero degusto y valoro, desde las teológicas, las técnicas, políticas, pornográficas y literarias, vale decir, "La significación es la plusvalía del trabajo efectuado por el lenguaje".
En un tiempo a Bogotá se le llamó la 'Atenas Suramericana', ¿Colombia ya no es un país de esas proporciones en la literatura?
FR.- Bueno, yo no he creído en eso de la 'Atenas Suramericana'. Eso no es más que un mito. Mire en el país se cree y aquí por ejemplo, aún se dejan descrestar pensando que cuando se necesita un escritor hay que traerlo de Bogotá, así sea para hablar de Literatura Huilense. ¿Cómo se traducen estos asuntos? Abordar el tema de la 'Atenas Suramericana' es uno de las más grandes desafíos, en un país que se ha creado una cultura del dinero y la vida fácil, tan profundo es el problema que estamos sumergidos hace años en baños de sangre de uno y otro lado, de manera que la Atenas es tan ilusa como infinito es el cosmos, seguramente ese sueño de algunos no pasó de ser más que una reflexión morfológica sobre las causas de la incomunicación de la capital con la provincia y, lógico una extraña radiografía del corpus de la vaguedad literaria y cultural nuestra.
Hay más de 50 escritores que describe en el libro; ¿Cuál fue el que más le impresionó?
FR.- Tengo gran respeto y consideración por cada uno de los escritores estudiados, citados y los que se encuentran en proceso de estudio, si tenemos en cuenta que sólo en la breve reseña hay unos 120, el conjunto del libro comprende el millar, desde que algún antepasado cantara 'A Yuma' hasta la última voz registrada allí. Por eso considero que este no es un libro excluyente, al contrario incluye, suma y respeta la intención del autor por modesta que sea. En ese sentido, con toda consideración es importante el más desconocido como la voz más grande, en este caso Gabriel García Márquez. Entonces no se trata de ver quién es más importante, sino que se pretender mostrar un proceso creativo a través de la historia de un país.
-¿Por qué después de José Eustasio Rivera, no ha aparecido otro escritor en el Huila de tan alto renombre en las letras que traspase las fronteras?
FR.- En el manifiesto de los Papelípolas, Gustavo Andrade Rivera expresa: "Estamos, pues, enfrentados a Rivera. Y, sin embargo, la lucha no es con él ni contra él. La lucha es con nuestro medio, el mismo que tú conoces y que en buena hora dejaste. La lucha es con el mismo medio hostil y voraginoso que José Eustasio tuvo que vencer a lo Arturo Cova. Con el mismo medio desagradecido que tasa los centavos de la estatua pero no tiene vergüenza de usar La vorágine y Tierra de Promisión para presumir de culto sin serlo. (Carta a Neiva dirigida a Ramiro Bahamón).
En realidad hoy día no notamos mucha diferencia, porque persisten estos problemas y porque la clase dirigente y el común de la gente se empeña en poner barreras a quien tenga algún tipo de logro, por envidia o porque somos demasiados insidiosos por naturaleza, de manera que la gente muere más de envidia que de cáncer, como se dice popularmente. Cualquiera medio informado, puede darse cuenta que la obra de Rivera con los defectos que le atribuyen de forma, es de lejos la de mejores logros; personalmente creo que es una gran novela que tiene movimientos y estructura de novela triangular, expresada de manera lírica, donde Rivera rehace los caminos, los interrogantes y visualiza cada una de las partes. Seguramente no hay otra novela en el Huila con tantos logros pero, no quiere decir que se desconozca el trabajo de Ramón Manrique en La venturosa, Humberto Tafur Charry, Benhur Sánchez Suárez y otros.
¿Estamos lejos de ver otro premio Nobel de Literatura?
FR.- Debemos ser conscientes de lo que significa abordar la literatura en un medio precario como el nuestro, donde esencialmente los escritores, en su mayor parte son autodidactas, mal alimentados económica y literariamente, porque generalmente tienen una formación tardía, de manera que digerir las lecturas y entrar en procesos creativos son asuntos tardíos en comparación con lo que ocurre en otras sociedades; a eso hay que agregarle, que generalmente el escritor nuestro debe atender dos frentes, primero producir económicamente para no morir de hambre y a la vez con gran esfuerzo intentar escribir algo, eso así, créame es sumamente difícil, de manera que nosotros podemos apreciar precariedad estilística, de pronto surge alguien con una magia creativa, producto de lecturas o razones extraliterarias, al fin y al cabo el poeta y el escritor en general se alimenta de sueños, ilusiones, vivencias, ficciones que constituyen su medio y su mundo a veces de payaso como dice la canción, de fingidor como señalara Pessoa, porque "finge tan profundamente que hasta finge que es dolor el dolor que de veras siente". Pero el "crítico" que suda las axilas para escribir una nota pésimamente redactada y llena de fallas ortográficas califica, desconoce la obra de otros y está atento para malinterpretar, señalar y juzgar a la ligera tal como le ocurriera a Guillermo de Torre al descalificar La hojarasca de García Márquez, con el atrevimiento de enviarle una carta donde dijo: "Que no solamente el libro era impublicable, sino que el muchacho que lo había escrito no tenía porvenir". Y vea, ironías de la vida, el muchacho impublicable es hoy el flamante Premio Nobel de Literatura.
Después de recorrer la vida de tantos escritores de este territorio colombiano, ¿cómo definiría usted al escritor colombiano?
La historia de la literatura colombiana está bien definida entre antes y después de Gabriel García Márquez. Antes el neo-costumbrismo y el criollismo marcaron la pauta, pero a partir de García Márquez el escritor se mueve en un mundo de mayor compromiso con la época que le ha correspondido vivir, puesto que universaliza la obra a fin de identificar y hacer válidos los problemas del hombre en cualquier lugar, a través de la reflexión crítica de los problemas socio-políticos y socio-culturales. Las obras de estos escritores, generalmente nos llevan al país del Sagrado Corazón de Jesús, al subdesarrollo social, político y la violencia; obras que en general hacen alusión a la historia nacional, a la degradación, a la muerte, a la violencia y a la soledad. Muchos de nuestros escritores pasean y recrean a su manera la historia del país, a la que mezclan la oralidad, los mitos y leyendas que entretejen.
La nueva ola de escritores, ¿qué han heredado de la literatura colonial?; ¿realmente ha habido un avance significativo desde aquel entonces de las letras primitivas?
Bueno esa pregunta da para diferentes respuestas cada vez que surja. En realidad todos nos alimentamos del legado de nuestros antepasados, por lo que literariamente hay una realidad, que fue alimentada por pasiones o idealismo, de ahí que escribir sea como un juego que nos va mostrando los asuntos según la época; por lo mismo, debamos considerar la literatura como un vehículo del conocimiento de una época determinada, es el caso de María, por la novela podemos estudiar formas de vida, costumbres, credos, manera de vestir y todo lo que usted quiera saber sobre el comportamiento humano en ese momento, porque esas son manifestaciones de la forma de vida de una sociedad y de la manera como actuamos
Mientras uno ve que en los países modernos los Nobel de Literatura son egresados de las universidades, acá en nuestro país el azar hace lo suyo. ¿Cómo ve esto?
Debemos seguir creyendo y debemos considerar que la literatura, la educación, la cultura y el arte de los pueblos es política. Todo es político o está ligado a lo político y debemos entenderlo así, de manera que en la búsqueda del estudio, deben darse proyectos comunes, que identifique los intereses de una sociedad o estado. El hombre moderno construye, con base en su razón, un mundo homogéneo, que deja por fuera todo aquello que no permite en su entorno, sin embargo, actúa de manera individual y parte seguramente del principio del aprendizaje individual, lo que significa que en una sociedad como la nuestra sólo una mínima parte logra un cupo en el colegio o en la universidad, por estar enfrentados a crisis económicas que lo dejan por fuera de estudios formales, de manera que el escritor no tiene más recursos que ser autodidacta, por lo que la mayor parte de ellos llegan al oficio por azar.
¿Para qué le sirve la literatura a un país?
La literatura y todo el arte sirven para dar identidad a una sociedad o Estado, pero ocurre que el ciudadano del común suele pensar que escribir es oficio de vagos, pero no es así; escribir es un acto valeroso, para escribir se requiere leer y alimentar permanentemente el alma para buscarles sus inclinaciones estéticas. La literatura debe ser ajena a los prejuicios, esquemas y dogmatismos para que el mensaje corra por hilos que vayan directamente a los sentidos, reflejando distintas realidades. El caso es que la literatura nos da identidad y nos permite tener manifestaciones de expresiones estéticas, en diferentes momentos de la vida.
La literatura sirve para mostrarnos un país en el que los juegos de los intereses se barajan de lo más alto hacia abajo, por lo que la palabra de ciertos escritores puede llegar a fastidiar, porque es fácil admitir las denuncias y señalamientos por medio de la escritura que deja testimonio de la acciones extremas de algunos.
La literatura sirve para enseñarle a nuestro niños la palabra con la que empieza a creer en la vida, razón por la que debemos tener libros a la mano para que los disfrute y se traslade a mundos vertiginosos, con la imaginación de los cantos, duendes y hadas agrupados en sus mentes, convertida en espacio indisociable; de ahí que deba abordar la lectura como desafío, para trabajar como ángel, para que los libros se abran en sus manos y a sus ojos con historias de la memoria y de la vida que envuelve las ciudades y los campos.
Carlos Andrés Pérez Trujillo
Redacción cultural
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Categoría: Cultura
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