martes, enero 26, 2010

VIDA Y POESIA SON LA ESENCIA

PUBLICADO EN LA NACION
Sección B
“Vida y poesía son la esencia”
Por Esmir Garcés Q. Especial La Nación, Neiva - Huila - Colombia
17. enero 2010
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El escritor Félix Ramiro Lozada acaba de presentar su libro ‘Literatura Colombiana: Desarrollo histórico’, una verdadera ‘biblia’ sobre los escritores. Por este motivo, LA NACION lo invitó a dialogar con el poeta y colaborador, Esmir Garcés sobre la escritura y la vida.
Mientras los rayos del sol se van despidiendo por entre los vidrios de la Bibliotecas Departamental ‘Olegario Rivera’ y un leve viento mueve las hojas del Ceibo que está ubicado a las afueras del Bloque Cultura y de Convecciones ‘José Eustasio Rivera’, y el olor a café que proviene de la cafería de doña Miriam, decidí realizar este conversatorio con el escritor Félix Ramiro Lozada, so pretexto para celebrar la aparición de la tercera edición de su libro ‘Literatura Colombiana: Desarrollo histórico’.
¿Quién es Félix Ramiro Lozada?
Félix Ramiro es un profesor, investigador y escritor que ha publicado una serie de libros, en distintos géneros como la poesía, el ensayo, cuento y que ahora incursiona en la novela.
En una oportunidad había indicado que no recordaba mucho de su infancia, ¿Qué tan duro es para usted esa parte de la historia?
La infancia a veces no es algo bueno para todos, especialmente cuando no tenemos la oportunidad de gozar del calor de los padres, lo que significa poder decir papá, mamá o jugar y compartir con los hermanos, son circunstancias de la vida.
¿El no haber nacido en el Huila le ha traídos inconvenientes?
Yo nací en un pueblo del Cesar que no conozco suficientemente, me trajeron a Palermo y he vivido hace 40 o 45 años de mi vida en Neiva. La razón, es que mi padre como los Lozada nació en Palermo, luego él emigró a la Costa y allá conoció a mi madre, lo que significa que soy producto de cruce entre cachaco y costeño como dicen allá. Y esto, aunque usted no le crea si me ha traído algunos problemas, a veces rechazo y a veces calificativos irónicos e hirientes, que es mejor no recordarlos, porque como dice el poema: “No importa donde se nace, sino donde se lucha”.
Usted estudió en el Colegio Simón Bolívar del Garzón junto al hoy profesor William Fernando Torres y al poeta Guillermo Martínez González, ¿Qué anécdotas tiene de ellos?
Estudié en el Colegio San Juan Bosco de Palermo, donde fui compañero de aula del hoy senador Jaime Dussán, el médico Martínez, el padre Sánchez, los profesores Hernando Ardila y los Suárez, entre otros. En el Bolívar estudiamos con Guillermo y William. Sin duda fue la mejor época de estudiantes. A los internos que teníamos buen comportamiento y cumplíamos con el rendimiento académico nos daban libre el fin de semana, nosotros aprovechábamos para salir a buscar las muchachas, irnos a la heladería La Fuente, que era la moda en Garzón, allí tomábamos y queríamos ser cantantes por lo que remedaba al que estaba de moda, entonces me subía en una mesa y cantaba a Sandro: Penas, penas y penas…, William que tiene muy buen sentido del humor me ponía una botella de cerveza de micrófono y después, me remedaba y se reía, aún lo hace.
¿Qué le motivó incursionar en la escritura?
Yo creo que eso nació en Palermo, donde un grupo de jóvenes de la época fundaron la ‘Jepp’, Juventud, Estudiantil y Proletaria Palermuna, que siempre tuvo sede en la casa de Mariano Useche y donde estaban Lasso, los hermanos Alarcón, Alvarado, Suárez, algunas mujeres y otros que no recuerdo en el momento. Era un grupo de estudio, dedicado al arte y la cultura, lógicamente mal visto en el momento, pero yo creo que allí nacieron y recibieron importante formación intelectual muchos hombres de Palermo.
En 1988 publica su primer libro de poemas llamada ‘Labor de luna’, ¿Qué reconocimientos le ha traído el libro?
Honestamente creo que ‘Labor de Luna’, es uno de los poemarios mejor logrado de la época, tanto, que en el año de su publicación Lecturas Dominicales de El Tiempo incluyó dos de los textos entre los cien mejores del país, sin embargo, lograr reconocimientos en esta ciudad, en este Departamento, parece ser algo utópico, aquí generalmente se desconoce, se ignora, se cierran puertas, se siente cierta envidia por los logros de otros. Eso no es nuevo, recuerde que a Rivera le cerraron todas las puertas, algo parecido ocurrió con Ramón Manrique el de ‘La Venturosa’. Pero digamos que el poeta labra su destino y lo acepta valientemente, a veces con resignación, porque confiesa sus versos bajo un estado del alma, del que la naturaleza humana y la agitación cotidiana participan activamente; por lo que hay expresiones de momentos alegres y tristes o, aquellos en que los cuerpos se juntan y se buscan como estrellas en el cielo para utilizar el verso de Gaitán Durán.
Usted traía una línea poética, ¿por qué se le ocurre escribir un libro sobre mitos y leyendas, hubo trabajo sociológico y antropológico o intuición literaria?
Mire, la vida y la poesía no son en esencia cosas distintas, porque vivimos cantamos, hacemos poesía y escribimos distintas cosas por fuerzas exploratorias, de ahí que pueda afirmar que el espíritu puede llevar a la búsqueda de nuevos derroteros y seguramente fue eso lo que sucedió cuando di el paso a la prosa a través de los libros ‘Imágenes en reposo’ e ‘Historias, mitos y leyendas colombianos’, seguramente busqué, quería lograr encontrar una vía secreta, misteriosa, donde pudiera establecer lazos con la poesía y si usted mira detenidamente los mitos que he trabajado, no son más que recreaciones poéticas, en los que se conserva la esencia de esos mitos. En ningún caso pretendo asuntos oscuros para lograr la metáfora, no, simplemente son versos claros en donde hay mujeres, sueños, penas, dolor, muerte, amor y otras cosas, porque esos elementos integran al ser humano y esos son materiales comunes al poeta que visibiliza entre el deslumbramiento de ciertos asuntos que a otros no les es posible verlos ni degustarlo y quien tiene esa sensibilidad, seguramente cuenta con una especie de filtración misteriosa en el rumor de los sueños o, de las sombras fugaces en el extremo de un salón viendo llover al amanecer.
Tal vez uno de los retos logrados fue al haber trabajo en el desarrollo histórico de la literatura colombina, ¿cómo los escritores, críticos y docentes universitarios han recibido el libro?
Ese es un trabajo que inicié en 1978 cuando aún estaba en la universidad, se que no voy a terminar nunca y que nunca nadie podrá dar por concluido, pero es un trabajo para seguir desarrollando y eso parte de la responsabilidad que deben asumir escritores, investigadores y poetas en el futuro. Ese libro ahora tiene tres ediciones realizadas, salvo la última con recursos propios, eso sencillamente, porque no hay proyectos ni programas serios para el apoyo a los investigadores, de manera que cuando alguien logra un trabajo como este debe ir a ver quien tiene algo para apoyar, pero, pienso que tanto en el departamento como el municipio deben crearse y ponerse en práctica algún mecanismo que permita seleccionar e indicar que proyectos se puede financiar, que libros se pueden publicar, además, debe insistirse en la defensa de los Derechos de Autor, para que no se comercialice el arte y la cultura a través de terceros. Este libro ha tenido gran acogida a nivel nacional y reconocimiento de importantes hombres de las letras, en el texto están consignadas las opiniones que le mereciera María Mercedes Carranza, Belisario Betancur, Jorge Consuegra, Guiomar Cuesta, Juan Gossaín, Nora Puccine, Carlos Orlando Pardo, Jorge Eliécer Pardo, Benhúr Sánchez, Héctor Sánchez, entre otros.
En el 2005 usted publica el libro ‘Literatura huilense’, y hay una segunda edición en el 2007, ¿qué encontró en esta incursión?
Al realizar la investigación sobre literatura huilense, pude darme cuenta que en la escuela, en los colegios e incluso en la universidad, sólo nos enseñan algo de José Eutasio Rivera, eso ocurre por desconocimiento, porque no se ha estudiado, no se ha investigado qué hemos hecho como cultura desde la época prehispánica hasta la fecha. De manera, que ese recorrido nos lleva a saber que la primera novelista huilense en el siglo XIX es doña Waldina Dávila Ponce de León, más adelante encontramos a José Eustasio Rivera, Ramón Manrique, Augusto Ángel Santacoloma, Luis Pérez Medina, Humberto Tafur, Antonio Palomar, Bahamón, Antonio Iriarte, Edgard Sandino, Winston Morales, Carlos Alberto Celis, probablemente he dejado de mencionar algunos nombres. Esto nos indica que no he es solo un nombre, sino que se requiere observar con lente acucioso para saber hasta donde llega la legitimidad y donde se inserta el discurso literario de una región.
Le nombro los escritores Julio Medina, Edgar Sandino y Carlos Alberto Celis, ¿cuál ha sido la relación con cada uno de ellos?
Con cada uno de ellos como con muchos otros escritores de la ciudad y el país mantengo un buen grado amistad. Mire, el trabajo literario hace que compartamos por afecto, por identidad, por manejo de los temas conversacionales o porque nos toleramos más, de modo, que seguramente algunos suscitan más acercamiento, más empatía, por lo mismo están más en ese círculo, que a veces parece vicioso por lo sugestivos y cercanos, si se me permite el termino, de manera que es como la correspondencia desarrollada por nuestra propia intuición espiritual.
En una oportunidad usted leyó un capítulo de su primera novela en Casateatro, ¿qué contiene la novela y cuando la piensa publicar?
La novela tiene una nota preliminar que dice que los asuntos referidos forman parte de la historia de mi país y sucedieron en distintas regiones de una u otra manera en periodos diferentes. Sin duda es una novela socio- política, por lo mismo, he tratado de ser objetivo y claro, llevando una secuencia reflexiva y analítica sobre el proceder de nuestros conciudadanos y sobre el conflicto armado que padecemos de antaño.
¿Con qué escritores a nivel nacional mantiene usted correspondencia?
Con frecuencia me escribo con Roberto Burgos, Manuel Cortés Castañeda que vive en Estados Unidos, Luis Fayad, quien reside en Alemania, Edgard Sandino, Juan Álvarez, Winston Morales que reside en Cartagena, Guiomar Cuesta, Alfredo Ocampo Zamorano, Gustavo Álvarez, Carlos Orlando y Jorge Eliécer Pardo, Héctor Sánchez, Benhúr Sánchez, Adolfo Antonio Ariza y otros.
¿La literatura le ha generado inconvenientes en la familia?
Crear, investigar, leer, genera problemas, distancia las relaciones porque rompe la comunicación. Quien está investigando permanentemente no desea que lo interrumpan y lógico la familia se siente desplazada y reclama con razón, de manera que cuesta mucho y no le aconsejo a nadie seguirme los pasos.
¿Por qué inculcarles a los niños y niñas el hábito de la lectura?
Porque es una manera de educarlos, de formarlos como personas de bien, además, porque la lectura les crea la posibilidad de entretenerse en lugar de coger para la calle a tomar malos hábitos. La lectura es muy importante y requiere que los padres y profesores tomen conciencia de la importancia y el significado de esta, pero, es necesario iniciar al niño, al joven con lecturas amenas, que le sean interesantes y llamativas.
¿Ha encontrado o tienen algún tipo de apoyo los artistas y escritores del Huila para investigar y divulgar sus obras?
Como le dije antes, he realizado mis investigaciones y publicaciones con recursos propios, pero ahora hay una nueva clase dirigente, más eficaz, más comprensiva, más decidida a apoyar la labor realizada por los trabajadores y los gestores culturales, es el caso de doña Nubia Monje, secretaria de Cultura del Departamento, Ramiro Falla, secretario de Cultura del Neiva y el doctor Guillermo Plazas Alcid, director ejecutivo de la Fundación Tierra de Promisión, quienes valoraron este trabajo y apoyaron decisivamente su publicación, de manera pues, que considero que personas así, líderes de estos son los que deben dirigir nuestra cultura y de seguir en este compromiso, con seguridad van a tener nuestro decido apoyo en sus respectivas gestiones.
Usted ha publicado un sinnúmero de libros entre poesía, narrativa e investigaciones, ¿se siente satisfecho por lo realizado?
Es cierto que he publicado y tengo para publicar cuatro o cinco libros más, pero, hay que ver las condiciones, algunas personas sólo les interesa ver su libro publicado, a mi eso no me llama la atención, a me interesa que se hagan buenas ediciones en condiciones favorables y dignas, con respeto por el oficio, un oficio ejercido profesionalmente y no como principiante y creo que hasta que no se diferencie esto en nuestros entes culturales, van a estar desarrollando políticas culturales equivocadas, por lo menso en cuanto a la publicación de textos. Creo que hay muy buenas intenciones tanto en la Secretaría de Cultural Departamental como Municipal, pero, trabajan con pocos recursos y eso les crea limitantes, pero además, algunas personas presionan para que sus ‘investigaciones’ se publiquen sin ni siquiera haber trabajado con un corrector de estilo, hay otros que llegan a extremo de colocar derechos de peticiones para que les publiquen o compren y eso, lógicamente es una indebida presión.